jueves, 19 de febrero de 2015

Capitulo 77




Hoy es nuestro aniversario. Hacemos cinco años de casados. ¡Madre mía cinco años ya! Y como cada año hago mi inamovible tradición: me pongo mi vestido de novia mientras veo las miles de fotos de nuestra boda en el portátil. 

El vestido, reconozcámoslo, es un vestido precioso e híper sexy; y aunque ahora haya pasado de moda, en aquel momento causó sensación. Es de Delphine Manivet y en su línea es sencillo, blanco roto, sin volumen y de caída recta pero ajustado a la cadera. El escote es redondeado, de tirantes, y lo que es el cuerpo cae holgado por el torso hasta ceñirse en la cadera con un bordado simulando un cinturón. Por detrás tiene la espalda totalmente al aire, hasta casi la indecencia. Solo la cubren los tirantes que se cruzan en dos finas cintas a la altura de los omoplatos, haciendo un pequeño lazo que cae por el vestido. Muy sencillo pero con personalidad. 

Gas me regaló unos peep toes dorados de Valentino con un lazo en la punta y un tacón de vértigo. Euge me regaló un preciosísimo conjunto de Agent Provocateur, con corpiño, culotte y liguero, todo de encaje negro y transparencias, que me puse en cuanto llegamos a casa.  Y yo le regalé a Peter un álbum boudoir lleno de fotos mías con lencería híper sensual, posturitas indecentes en escenarios bucólicos, y algunas incluso totalmente desnuda. Cuando se lo enseñé casi le da un patatús. Me tuvo toda la noche gimiendo… Pero a lo que íbamos. 

Me peiné muy sencilla, con mi pelo enrollado en un moño bajo, tipo boho chic y una diadema muy retro, acorde con el vestido y los zapatos. A decir verdad toda la boda parecía sacada del Pinterest. Fue una boda al aire libre en pleno Julio. En el precioso jardín de un antiguo palacete que el marido de Betty tiene en propiedad y suele alquilar para bodas y eventos. Los invitados se quedaron con la boca abierta al ver la belleza de todo el complejo que, adornado con la impresionante decoración, tenía ese aire bucólico y vintage que te hacía creer que estabas en un libro de cuentos. Aunque creo que lo que más les gustó fueron los litros de champán francés que se sirvieron sin medida. Madre mía, qué familia y amigos más borrachos tenemos. 

Y no sé si fue por el calorcito que hacía o porque la gente estaba realmente feliz por nosotros, pero está claro que nuestros invitados estaban contentos, desinhibidos y con ganas de fiesta. Y se la dimos. ¡Ya lo creo que se la dimos! En el baile, en un emparrado más cerrado con tarima, lo dimos todo. Me olvidé por completo de que tenía que hacer caso a este grupo de invitados o al otro y me centré en disfrutar de mi noche. Bailé con mis amigos y con los de Íñigo como una loca; Rafa me pilló por banda y bailamos entre risas el «Vivir mi vida» de Marc Anthony (qué bien baila mi cuñado, madre mía); canté como si no hubiera un mañana; lloré de risa con las tonterías de nuestra gente; y hasta, hasta me atreví a bailar, con todos los invitados haciéndonos corro, un tango con mi padre que nos hizo emocionarnos. El favorito de mi madre: «Por una cabeza» de Gardel. 

Recordé a mi madre. Muchas veces. Y me emocioné cuando, en la comida, Peter dijo unas palabras de agradecimiento y mencionó lo preciosa que estaba y lo que mi madre estaría disfrutando viéndome tan feliz. Sonreí al pensarlo mientras trataba de no derramar lágrimas. Fue un momento muy emotivo. 

También nuestro baile nupcial lo fue. Bailamos la canción «Halo». Sí, la de Beyoncé. La que dije a Peter la primera vez que hicimos el amor. Supongo que se convirtió en nuestra canción. Al fin y al cabo, él derribó todos mis muros sin casi percatarme de ello. También hubiéramos podido elegir «Sex on Fire», que conste, pero no era momento. Eso sí, sonó y la bailamos juntos como si no hubiera nadie con nosotros. Creo que a todos los invitados que sabían un poco de inglés les quedó claro que somos una pareja sexualmente activa. 

Y sí, hubo polvo en el baño habilitado para minusválidos. ¡No seríamos nosotros si no! Él sentado en el retrete con los pantalones bajados, y yo encima suyo con todo el vestido remangado y las carísimas bragas color carne cortadas al láser en la mano. No fue nada glamuroso, desde luego, ni romántico. Pero fue nuestro. Fuimos nosotros dos divirtiéndonos el uno con el otro en nuestro día y nuestra fiesta. El glamour y el romanticismo vinieron cuando llegamos a casa e hicimos el amor varias veces entre susurros, caricias, encajes negros de Agent Provocateur y baño de espuma con copas de Moët & Chandon. Las cosas que Peter me hizo y me dijo esa noche fueron tan especiales e importantes para mí, que no las contaré nunca. Quedarán para siempre entre nosotros dos, formando parte de nuestra intimidad. Solo diré que él hizo que esa noche de bodas fuera absolutamente mágica. 

 Peter está a punto de llegar a casa. Hoy ha tenido un juicio y no ha ido todo lo bien que esperaba, pero estoy segura de que remontará. Afortunadamente ganó aquel juicio importante de hace seis años. Eso le trajo una satisfacción personal indescriptible y varios nuevos clientes importantes. Peces gordos, como dice él. Además, heredó el bufet y nada más tenerlo en sus manos lo modernizó. Contrató a más gente, tocaban más campos y se abrieron a las nuevas tecnologías, convirtiéndolo en un exitoso bufet moderno y completo. 



continuará....

6 comentarios:

Anónimo 19 de febrero de 2015, 22:00  

Sigueee

Anónimo 19 de febrero de 2015, 22:00  

Vas a subir hoy mas??? Dime que siii
Me encanta tu novelaa

♚ Niki ♚ 19 de febrero de 2015, 23:32  

Por hoy no, no puedo, mañana ya se acaba la novela. Muchas gracias por leer y por vuestros comentarios.

Anónimo 19 de febrero de 2015, 23:38  

Estoy ansiosaa!! Graciias por subir mañana!!
Besoss!! :))

mimii 20 de febrero de 2015, 7:36  

Ya se termina????
Mass

Anónimo 20 de febrero de 2015, 17:16  

Sigueee

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP