jueves, 19 de febrero de 2015

Capitulo 76



Él me agarra la cintura, baja las manos al culo y las mueve a mis muslos. Un ejército de cosquillas placenteras invade mi entrepierna a su contacto. Le agarro el pelo, le rodeo el cuello. No quiero hacerle daño pero me cuesta horrores no abalanzarme sobre él y desnudarle a mordiscos. Le beso el cuello y los lóbulos. Jadea y me roza el sexo con la punta de los dedos. Vuelvo a besarle despacio, con cuidado. Peter se inclina hacia delante un poco y toma mi camisón por el bajo, arrastrándolo hacia arriba. Me acaricia el vientre con los pulgares, la cintura y, apartándose ligeramente, me saca el camisón por encima de la cabeza. Suspira al ver mis pechos y sin dilación los besa y toca a su antojo. Yo intento no moverme mucho para no golpearle sin querer, pero estoy frenética y excitada a más no poder. Se deleita en mis pezones y gime y gruñe, volviéndome loca. Luego vuelve a mi boca y sus manos me acarician todo el cuerpo. 

–Mía. 

–Tuya. 

Sonrío. Ya le siento y todavía no estamos del todo desnudos. 

Sigo restregándome contra su erección y sin esperar más agarro su camiseta y se la quito con cuidado. Dios, sus abdominales, su cuerpazo. Como hipnotizada le acaricio, le toco y magreo y paseo mi boca por su pecho. Suspiramos. Nos besamos con cada vez menos cuidado y sus manos tocan mi sexo por encima de las bragas ya mojadas. Sonríe al notarlo. Sin pestañear, mis braguitas acaban rasgándose y rompiéndose entre sus manos. Cuando se deshace de ellas me acaricia el sexo despacio. Echo la cabeza hacia atrás y gimo. Me besa el cuello y me toca más fuerte. Gimo su nombre y un dedo se cuela en mi interior. Estoy tan apunto ya… Me muerdo el labio y él hace lo mismo. Me levanto un poco y entre los dos bajamos su pantalón de pijama y calzoncillos, que acaba quitándose con los pies. Coge su pene por la base y lo restriega en mi sexo, humedeciéndolo más. Poco a poco empiezo a bajar sobre su miembro. Voy bajando un poco más y luego otro poco y al cabo de unos segundos vuelvo a tenerle dentro de mí después de meses soñándole. Oh Dios, ¡por fin! Me siento tan llena de él… Le siento a él. Y esta canción. Y su olor. 

–Lali. Mi vida. 

Le miro a los ojos porque no me quiero perder ni una mueca, ni un guiño. No quiero pestañear y que desaparezca. Él me devuelve la mirada. Es tan intenso que me quedo sin respiración. Y poco a poco comienzo a moverme. Lentamente primero; acostumbrándome a él, sintiéndole, saboreándole. Él me agarra las caderas y mueve sus manos con ellas. Arriba, abajo… Delante, detrás… Establezco un ritmo que va cada vez más rápido hasta que comienzan los gemidos profundos de ambos. Cuando creo que voy a morir de placer y de amor, Peter de repente se levanta conmigo en brazos y todavía dentro de mí. 

– ¡Cuidado, cariño! No debes…, oh… hacer movimientos… mmm… bruscos. 

Él sonríe y me lleva hasta el sofá. Me tumba y trata de tumbarse encima de mí, pero me doy la vuelta porque así seguro que se hace menos daño. Vuelvo a estar encima y empiezo a moverme rápido, desenroscando mis caderas y botando en él, que me agarra los pechos y la cadera gimiendo; hasta que el orgasmo me invade y lo siento recorrer mi cuerpo entero, desde los pies hasta la nuca, explotando en todo mi ser. Dios. Se me llenan los ojos de lágrimas de puro éxtasis y pura dicha. Sí, soy feliz. Le sonrío y me sonríe. Cuando mi orgasmo se aleja, me agarra un brazo y tira de mí. Con cuidado me recuesto en su pecho y le beso con todo el amor que soy capaz de dar en un beso. Seguimos moviéndonos un poco más lento hasta que mi cuerpo vuelve a reaccionar. Apoyo la cabeza en su cuello y él me agarra fuerte del pelo con una mano y del culo con la otra. Y empieza a moverse. A moverse de verdad. Entra y sale de mí con la velocidad del rayo y la fuerza de un huracán. Grito cada vez más fuerte. 

–Así, grita, nena. Quiero oírte gritar. Gime para mí. 

No tengo ni que pensarlo. Los gemidos entrecortados salen de mí con cada embestida que me da y en menos de lo que me doy cuenta, tengo otro orgasmo más intenso incluso que el primero. Peter me agarra el culo con las dos manos y sin darme opción giramos y se tumba sobre mí. Sus manos siguen en mis nalgas y comienza a moverlas sincronizado con sus penetraciones profundas. Gruñe y gime hasta que en un par de golpes secos, se corre conmigo entre jadeos animales. 

Nos quedamos callados acompasando respiraciones. Sigue encima de mí, balanceándonos ligeramente, mientras acaba de eyacular. Me encanta sentirle llenándome y cómo su cara pasa de total tensión a absoluto relax. Cae desplomado en mi cuello y nos quedamos unos segundos más en silencio, abrazados. Sonriendo. 

–La… 

– ¿Mm? 

–Te quiero. 

–Yo también te quiero. 

Se incorpora un poco, hasta que su boca roza la mía y sus brazos rodean mi cabeza. Sigue dentro de mí. 

–Quiero estar contigo cada día de mi vida. Quiero seguir discutiendo contigo y haciendo el amor contigo todos los días, hasta que me muera. 

Me besa con cuidado. 

–Quiero…, quiero que seas la madre de mis hijos. Quiero estar a tu lado en todo lo que nos depare la vida porque quiero envejecer a tu lado. Se me hace un nudo en la garganta de emoción. 

–Yo también lo quiero, mi vida. 

–Yo… no tengo anillos de brillantes. No tengo un enorme ramo de flores. No tengo algo espectacular pensado que puedas contar orgullosa por los siglos de los siglos ni voy a ponerme ahora de rodillas. Pero aquí, completamente desnudo en cuerpo y alma, abrazándote, todavía dentro de ti y sintiéndome tuyo y a ti mía, Lali Espósito… 

Me mira fijamente, emocionado. 

– ¿Quieres casarte conmigo? 

¡¡¡Dios!!! Le miro incrédula y loca de contenta. Tardo tres segundos en reaccionar. 

– ¿Es… es en serio? 

Peter asiente sonriendo. Se le ve tan seguro. 

–Totalmente en serio. ¿Te casarás conmigo? 

Nos reímos los dos. 

– ¡Dios mío! 

Le abrazo. Y lloro, obviamente. Nos besamos con cuidado de su nariz. Me agarra y se tumba sobre el sofá, yo caigo ladeada a su lado. Me abraza por la cintura y el cuello. Mi pierna se enrosca en su cadera y yo no puedo parar de sonreír y de abrazarle emocionada y eufórica. 

– ¿Y bien? 

– ¡Oh, Dios! ¡Sí! 

Él se ríe y me llama bruja y soy la mujer más feliz de la tierra en este nuevo día. 


Continuará...

0 comentarios:

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP