martes, 17 de febrero de 2015

Capitulo 68



–Lo sé, Lali; y cada día hasta que me muera me sentiré como una mierda por todo el daño que te hice. Que os hice. Quizá Raúl fue menos consciente. Quizá tu madre estaba más preparada. Pero tú, sé que lo pasaste peor que mal. Yo no imaginaba cuando me fui que la cosa acabaría así. No tuve la madurez ni la hombría de pensar en cómo os podía afectar a Raúl y a ti. No soy un hombre, Lali. Eso me quedó claro hace muchos años. 

– ¿Por qué seguisteis juntos después de eso?

 –Al principio porque Raúl empezaba a ser adolescente y no queríamos hacer nada en esa época de por sí difícil. Luego porque llegamos a acostumbrarnos el uno al otro. Nos dimos cuenta de que nos habíamos hecho mayores y ya no tenía sentido querer empezar otras vidas. Las peleas terminaron. Los gritos terminaron. La ignorancia terminó. Y dejamos de ser sombras para ser simplemente dos personas que compartían una dolorosa historia que sabíamos no podríamos compartir con nadie más. 

–Mamá era muy independiente. Nunca entendí por qué de repente… 

–Sí, lo era. Pero tenía un motivo mayor para claudicar. 

Arqueo una ceja. 

–Vosotros. 

Pongo los ojos en blanco. 

–Ya sabes que antes se nos educaba de otra forma. El divorcio no se contemplaba y lo de aguantar por los hijos nos lo grabaron a fuego. Sobre todo a las mujeres. Puta sociedad machista y represiva. 

–Así que sobre todo por Raúl, porque tú ya eras mayor, seguimos adelante hasta que nos convertimos en la misma sombra. ¿Qué hubiera hecho yo con otra mujer? ¿O tu madre con otro hombre? Nada. Con una historia tan dolorosa a las espaldas ninguno hubiéramos rehecho nuestras vidas. Y cuando llegas a una edad, te asusta una vejez en soledad. 

–Entonces no fue todo por culpa tuya o suya. Quiero decir, lo que hiciste fue miserable, pero lo que te llevó a hacerlo dependió de los errores de ambos. 

–Sí, fui un miserable y cada día me arrepentiré de ello mientras viva. Pero es cierto que hasta llegar a eso los dos hicimos muchas cosas mal. No es excusa para lo que hice, debí afrontarlo como un hombre y hacer las cosas bien, pero los dos cometimos errores. El primero de todos fue que no nos separamos cuando debimos hacerlo y arrastramos una situación insostenible. Y así siguió hasta su muerte. 

Nos encendemos otro cigarro. 

–Cuando tu madre murió se me partió el alma. Creo que hasta ese día no había comprendido realmente cuánto nos llegamos a necesitar mutuamente. Cuánto nos perdonamos ambos y no solo por vosotros, también por nosotros. Desde ese día todo es vacío. Siempre te estaré agradecido por todo lo que has hecho por nosotros, por Raúl y por mí, aunque sé que lo has hecho más por Raúl que por mí. 

Sonríe con pena. 

–Pero aun así lo que has hecho no solo demuestra lo buena hija y persona que eres, sino lo increíblemente fuerte que eres. 

–Yo también lo he pasado mal. 

–Y es normal, Lali. Lo lógico es que la muerte de tu madre haya sacado todas las cosas que llevabas dentro, pero la fortaleza que has tenido al querer mirarlas de frente y sacarlas a la luz sin miedo, queriendo superarlas caiga quien caiga, hija eso es de valientes. 

–No lo sé. Aparté a Peter de mi vida por eso. Hubiera sido más sensato haber ido a un psicólogo. 

–Sí; eso sí es así. Pero los errores están para cometerlos. Si te reconcomes en ellos jamás podrás avanzar. 

–Pero he hecho daño a Peter por ese error. No sé por qué le digo esto. No sé por qué de repente estoy contándole cosas. Mi cabeza no sabe qué debe procesar primero de toda la conversación y supongo que se está dejando llevar por la misma. 

–Bueno, has estado tres semanas más distante. No se puede decir que le hayas destrozado la vida, Lali. Creías que así conseguirías superarlo y te agarraste a ello. Quizá no fue la forma correcta, pero al menos lo intentaste. Hija, cometerás más errores que este en tu vida, y en todos harás daño a alguien. Por eso son errores. Si no, serían simples pasos. 

Unos segundos de silencio. Tengo mi cabeza a mil por hora y no sé cómo gestionar todo esto. Tengo mil preguntas inconexas que hacerle. No me corto y durante la siguiente hora estoy preguntándole cosas sin parar. Hablamos del tema sin tapujos y sin vergüenza. Mi padre y yo siendo mi padre y yo. 

– ¿Por qué nunca nos lo contasteis? ¿Por qué nunca hablamos de ese tema, encerrándolo en nuestros traumas, convirtiéndolo en un asfixiante tabú? 

–Yo quería hacerlo, pero tu madre no quería ni oír hablar de ello. Creo que tenía miedo a que la juzgarais mal e incluso a que me juzgarais mal a mí. Tu madre era muy buena persona, Lali, siempre quiso protegeros. Así que le prometí que jamás, jamás os contaría lo que pasó, ni lo triste que fue nuestro matrimonio. Ni lo culpable que se sentía por haberme perdonado. Ni lo que nos llegamos a odiar. 

–Entonces ¿por qué me lo cuentas ahora? 

Respira hondo y da una calada. Exhala el humo despacio, conteniéndolo. 

–Porque Peter me ha rogado que lo hiciera. 

Continuará...

0 comentarios:

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP