Capitulo 51
La primera semana tras
la ruptura ya noto cambios sutiles. Realmente solo voy a trabajar, aguanto los
sermones de Gas de «pero qué cojones estás haciendo con Lanzani» y vuelvo a
casa, pero me encuentro más tranquila y menos atolondrada. He hablado con Íñigo
por teléfono dos veces y nos hemos mandado whatsapps cada día. La primera
conversación estuvo llena de lágrimas y por qués. La segunda fue un poco más
relajada y se centró en temas triviales del día a día, pero al menos ya pudimos
hablar de algo que no fuera doloroso. Y lo hicimos sin gritarnos, bueno sin
gritarle yo, y con naturalidad. Comunicándonos. Para mí significó mucho y fue
como haber dado un gran paso. Por primera vez en estos días, creí que había
tomado la decisión adecuada.
Porque cada segundo
desde el adiós me he arrepentido de haberle dejado.
Cada noche, cuando me
tumbo en la cama, pienso en si no me habré vuelto completamente loca. ¡Pero
como he podido romper con él! ¡Pero tú eres imbécil, Paula! ¿¡En qué coño estás
pensando!? No me entiendo ni yo, no espero que lo haga nadie. Pero es que
cuando pones en una coctelera a una persona impulsiva por naturaleza y una
situación en la que eres incapaz de controlar tus emociones, el resultado es
cuanto menos una bomba nuclear que nadie, ni ella, sabe cómo va a explotar. Y
yo he explotado alejándome de la persona que más me importa del mundo. La que
más me ayuda. La que más me apoya. Haciéndole daño y haciéndomelo a mí, porque
me duele tanto ser su verdugo como echarle tan terriblemente de menos. Todos
los días quiero correr a sus brazos.
A fogonazos recuerdo
continuamente tantos momentos…: los desayunos en la cama; los abrazos tiernos y
las duchas con final feliz; las borracheras con amigos; las peleas por
tonterías que acababan en revolcones; las conversaciones de horas con copas de
vino; los Black Keys en su iPad; dibujar planos en su espalda y escribirnos
palabras en el cuerpo; las resacas juntos; los cines; las manos cogidas; ir de
compras; las excursiones a la montaña, los treckings, las salidas en bicicleta
o ir a nadar juntos; las tardes en la playa; Cuba y nuestros paseos, nuestros
mojitos, nuestros días recorriendo la isla y nuestras noches llenas de bailes,
amor y sexo; los te quieros y su olor. Su olor. Su cuerpo, sus brazos fuertes,
cogerme en brazos y subirme por la escalera; quedarme dormida en el sofá y
llevarme en brazos a la cama; buscarle en la madrugada. Su boca. Sus besos. Sus
gritos y sus impulsos. Su carácter mandón y egoísta. Sus lo siento, nena. Su
puta manía de dejar la ropa tirada en la cama y de escupir en el lavabo. El
sexo. Sus mil cosas nuevas por hacer; su ilusión por emprender. Su ser tan como
yo, para bien y para mal.
Cada noche, cuando me
tumbo en la cama, lloro tanto que me escuecen los ojos.
Cuando le cuento a Betty
mi última conversación sin dramas con Peter sonríe y me abraza. Ella entiende
mi decisión, creo que es la única. Dice que es como yo y que a veces
necesitamos meternos en nosotras mismas para poder darnos al mundo. Paciencia,
me dice, si él es el hombre, te esperará. Ay Betty, ¿Y si no lo hace?
–Me siento estafada. Nunca
nos dijeron que pasaba después del «y comieron
perdices». Nunca nos dijeron, por ejemplo, que la madre de la princesa se muere
y ella deja de ser una princesa perfecta para convertirse en un ogro lleno de
rabia y dolor y que el príncipe perfecto no tiene ni idea de cómo tratarla.
–Querida, tu problema
con Peter es que estás cargándole a él la culpa por lo de tu madre. Como no
puedes culpabilizarle de un modo real, tipo: tú tuviste la culpa porque
conducías el coche o cosas así, lo haces de modo inconsciente, vertiendo contra
él toda tu rabia. Necesitas un culpable al que atormentar para sacar tu
tormento y le has elegido a él.
–Lo sé. Pero es injusto.
Él no ha podido ser mejor apoyo y mejor novio. Y sin embargo era solo verle y
una bola de odio crecía incontrolable en mí. Llegué incluso a gritarle mucho un día
porque estornudó haciendo un ruido fortísimo.
Me convertí en mi peor enemigo y
en su peor pesadilla. Y sé lo que es. Mi madre fue así conmigo en un momento de
su vida y yo me sentí como una mierda. Quizá ella fue mucho peor de lo que yo
estaba siendo con Peter, pero aun así… Toda la vida jurando que jamás haría eso
y estaba empezando a serlo con él.
–No sé cómo sería tu
madre en aquel momento de tu vida, pero sí sé que tú al menos has sido
consciente de tu comportamiento y has querido pararlo. Ser consciente de uno
mismo es una virtud que pocas personas tienen y que te hace rectificar cuando
es necesario. Alejarte de él implica no solo que no vas a cargar tu rabia
contra él, si no que no vas a tener a nadie contra quien cargarla y vas a
aprender a canalizarla.
–Es extraño pero desde
que no le veo no siento esa necesitad de luchar contra alguien. Me encuentro
más relajada y con más ganas de empezar a reconstruirme. Y sin embargo le echo
más de menos que nunca. Le extraño tanto que cada noche lloro hasta quedarme
dormida.
–Entonces tomaste la
decisión correcta. A veces tenemos que alejarnos de lo que más queremos para
quererlo bien.
–Supongo que sí. Espero
que él sepa perdonarme algún día. Espero que, aunque no me entienda, me perdone
por ser tan complicada y por hacerle daño.
Lloro. Betty me coge de
la mano.
–Cielo, seguro que lo
hará. ¿No perdonaste tú a tu madre esa época de la que hablas?
Asiento.
–Ella jamás me pidió
perdón. Y tampoco hablamos nunca de ello.
–Pues ya sabes lo que no
tienes que hacer. A veces lo importante no es cómo reaccionamos de mal ante una
circunstancia sino cómo somos conscientes de ello y rectificamos.
–Soy consciente, sí.
Pero eso también me hace sentir culpable y miserable por hacer daño a la
persona que más quiero.
–Lali, no seas tan dura
contigo misma, eso no ayuda a ninguno de los dos. Hablas de hacer daño como si
le estuvieras siendo infiel y sabes perfectamente que no es así. Todos en algún
momento de nuestra vida nos sentimos confusos y perdidos y en esos momentos
todos lo pagamos con quien tenemos al lado. Todos. Si no es con tu pareja, es
con tu familia o con tus amigos. Pero todos hemos sentido alguna vez la
necesidad de descargar la rabia.
–Lo sé. Pero me fastidia
mucho estar siendo tan débil como para no enfrentarme a mi propio dolor. ¿Qué
pasa cuando la heroína no es una mujer fuerte y decidida que se come el mundo?
–Todas las heroínas
tienen flaquezas, querida. Todas. Y tu fuerza ha estado en ser consciente de ti
misma y renunciar a lo que más quieres para que él no sufra tanto. ¿Te parece
ser débil hacer algo así? No, Lali. Solo que tu fuerza no está todavía
canalizada. Empléala en sacar el dolor y la rabia de ti. Aprende a mirarte
desnuda al espejo y no querer salir corriendo por odio a lo que ves.
Chicas AH! y por cierto muchas gracias por leer a las nuevas lectoras
Besos
@onlyespos_
12 comentarios:
Muy buenos los cap que has subido hasta hoy..... Puedo saber porque sale como paula a veces ? Jajaj
Pobre pitt, me da penita, por un lado espero que encuentre a otra para que lali se de cuenta de lo que perdió.. Y por otro lado entiendo a lali debe ser difícil ...
++++++
@x_ferreyra7
Muy buenos los cap que has subido hasta hoy..... Puedo saber porque sale como paula a veces ? Jajaj
Pobre pitt, me da penita, por un lado espero que encuentre a otra para que lali se de cuenta de lo que perdió.. Y por otro lado entiendo a lali debe ser difícil ...
++++++
@x_ferreyra7
Esta novela en realidad se llama el cuaderno de paula, por eso sale avezes paula en vez de lali
Masss
Me da pena como esta llendo la novela espero que peter y lali vuelvan a estar juntos cuanto antes... Vas a dubir mañana? Cuantos capitulos quedan para que se acabe?
me da cosita por ellos ojala que lali sepa superar esto y que peter la espere
Si es una adaptación del cuaderno de Paula como ha dicho mimii, queda la mitad mas o menos, y si mañana voy a intentar subir
Subee!!!,
Vengaa subee
Sube masss!!!
Otroooo
Ya has vuelto a desaparecer?? Haz un maraton largo y acaba ya con la novela!! Por favor
Sube YAAA!!!
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