martes, 3 de febrero de 2015

Capitulo 43


Nico y Gas empiezan a calentar motores pidiendo más cubatas y naranjadas para la pobre euge, pero nosotros decidimos que ya no damos más de sí así que pasado un rato anunciamos retirada. De camino a la salida, Peter necesita entrar en el baño y como hay mucha gente aglutinada, le digo que le espero afuera. Ya en la puerta me enciendo un cigarro y le mando un mensaje.

«No tardes, ya te echo de menos. Hace frío pero mis muslos empiezan a tensarse pensando en ti».

Su respuesta llega al instante.

«Hay cola, pero me estoy entreteniendo mucho pensando en tus muslos».

«Sal de allí y mea en la calle, no seas pijo».

«Solo tengo a tres pavos delante, y si me detienen por mear en la calle se me acabará el chollo y ya no podré permitirme comprarte ligueros y cositas».

«Ay, mi abogado tan legalJ».

« ¿Por qué no vienes aquí y amenizas mi espera? Dios, solo de pensarlo me he puesto bruto».

« ¡Ni de coña! Solo me quieres por el sexo».

«Le dijo la sartén al cazo, que no me deja parar ni un solo día».

« ¡Idiota!».

«Te quiero, bruja. Solo quedan dos tíos y por fin estoy contigo».

«I miss you. Me he puesto muy ñoña».

–Lali.
Levanto la vista. Dios, no.

–Marcos. Qué hay.
– ¿Qué tal? ¿Y tu novio?

Le miro con cara de «a ti que te importa». Va borracho. Cojonudo.

–Se te ve muy feliz con él. De hecho se te ve jodidamente pletórica.

« ¿Te falta mucho? Marcos acaba justo de salir y me está hablando en tonito raro».

–Lo estoy.

Doy una calada. Miro y remiro el whatsapp pero veo por el tic que los dos últimos aún no le han llegado. Mierda. Tiro el cigarro y decido ir a por él.

–Bueno, me entro. Que vaya bien.

–Espera Lali.

Me agarra del brazo y yo automáticamente me suelto con cara de furia.

–Lo siento,La, es que al verte hoy he sentido cosas y no sé; me gustaría que habláramos.

–Marcos, nosotros ya no tenemos nada de qué hablar. Me da enteramente igual lo que hayas sentido al verme porque yo no he sentido nada al verte a ti.

Me vuelvo a girar hacia la puerta y vuelve a agarrarme. Me suelto.

– ¡No me toques! No tengo nada que decirte y no tengo ni siquiera curiosidad por escuchar lo que me puedas decir a mí.

–Lali, lo siento mucho. Lo siento mucho, mi niña. Se me fue la cabeza y estoy muy arrepentido.

–Uf, de verdad. Me entro.

– ¡No, espera! Yo te quiero tanto… Hablemos; intentémoslo de nuevo.

No sé si echarme a reír o a llorar.

–Por Dios, Marcos, no seas patético al menos.

– ¿Es por él que no quieres ni hablarme? ¿Tanto te pone que se te folle en los baños como a una guarra cualquiera?

–Vete a la mierda.

Me giro para abrir la puerta y vuelve a agarrarme. Más fuerte esta vez.

–Dime, ¿él te quiere como yo, eh?

Me suelto con furia y me enciendo.

– ¡Claro que no me quiere como tú! Él no me trata como una puta mierda a la que ni mirar y luego tirar porque ya está demasiado usada. Y ahora, si me disculpas ¡me entro!

Cuando estoy alzando el brazo para abrir la puerta de nuevo, Marcos tira de mí otra vez y yo digo un «déjame» gritando. Pero no solo no me suelta sino que me agarra más fuerte y me atrapa. Forcejeamos entre gritos míos, un «joder yo te quiero, Lali», mis «suéltame» y lágrimas que empiezan a caerme de pura rabia e impotencia. Intenta besarme y yo me retuerzo gritando pero tiene una fuerza descomunal y apenas puedo ni respirar.

– ¡Marcos para, joder, suéltame! 

En ese instante la puerta se abre y aparece Peter que, al vernos, se transforma en décimas de segundo en un tigre desbocado. Sin mediar palabra le empuja y le asesta a un fuerte puñetazo en la mandíbula. Marcos cae al suelo e Peter se acerca a mí y me pregunta preocupado si estoy bien. Asiento y me acaricia la mejilla, secándome las lágrimas. Las cuatro personas que había en la puerta entran al bar remirándonos curiosas. Cabrones, mucho mirar pero qué poco ayudar antes. Estamos los tres solos en toda la calle. Marcos se levanta y se calienta.

– ¡¿Pero de qué vas?!

Y trata sin éxito de empujar a Peter, que ni se inmuta. Por Dios, no. Por favor. A estas alturas, estas cosas no.Peter se pone más serio de lo que le he visto nunca. Se yergue y se le ve más alto y más fuerte, su mirada es feroz y su expresión es dura como el acero. Da miedo. Impone. Se dirige al subnormal de mi ex muy tajante, muy seguro de sí mismo.

–Si piensas que voy a entrar en tu mierda juego de críos es que eres más tonto de lo que ya pareces. Pero no vuelvas a acercarte a mi novia en tu puta vida, y menos a zarandearla mientras grita, soplapollas, o pasarás muchas noches en el calabozo. ¿Lo has entendido, so mierda?

Tiro de su mano para irnos y al final me sigue, sin dejar de mirar a Marcos. Nos giramos cuando éste espeta:

–Te cansarás de ella, como nos cansamos todos. Es tan cobarde como su padre.

Se me caen dos lágrimas. Dos. Las dos últimas que te dedico Marcos, a ti y a tu lengua envenenada. Lo único que puedo decirle es:

–Eres un hijo de puta, Marcos.

Peter es ahora quien tira de mí.

–Vámonos a nuestra casa. No hagas caso de este subnormal resentido.

Cuando nos hemos alejado varios pasos, Íñigo me para.

– ¿Seguro que estás bien, cariño?

–Sí. Solo quiero irme a casa.

–Ni se te ocurra hacer caso de las chorradas que ha dicho. Es un mierda y no merece la pena. Está claro que solo lo ha dicho para joderte.

–Lo sé.

Trato de sonar convincente. 

–Joder quiero matarle; le hubiera reventado la cabeza.

Cierra sus puños con fuerza y está extremadamente tenso. Le acaricio la cara.

–Sshh ya está. Ya está.

–Cuando he visto tu mensaje he salido pitando pero no esperaba encontrarle zarandeándote así. Dios, casi me muero cuando te he visto allí forcejeando. De verdad que si no llega a caerse del puñetazo, dándome ese tiempo para respirar, no sé de lo que hubiera sido capaz.

Le abrazo y él me corresponde. Muy fuerte.

–Si te pasara algo yo… Joder Lali, no podría.

–Lo sé. A mí me pasa igual.

–No me ha llegado el puto whatsapp hasta pasado un rato. Lo siento.

–No pasa nada. Intenté entrar un par de veces para buscarte pero él me agarró.

– ¿Qué ha pasado? Cuéntamelo.

Le hago un resumen de la situación y su cuerpo y su cara se tensan por momentos. Creo que va a echar espuma por la boca.

–Y entonces has salido. Tenía miedo por ti.

– ¿Por mí? No, nena. Soy más listo, más fuerte y más guapo.

Sonríe y me besa el pelo. Respiro y le abrazo porque necesito su contacto.

–Te quiero, Peter. Con toda mi alma
.
–Y yo a ti. Vamos a casa. Prepararé un baño para los dos, con velitas de las que te gustan, espuma y unas copitas ¿vale?

Asiento sonriendo y paramos a un taxi que nos lleva a nuestro hogar, donde Marcos y su «Te cansarás de ella» no pueden hacerme daño.


Hasta que llegue la tormenta.

continuará...

6 comentarios:

Anónimo 3 de febrero de 2015, 13:33  

Me encantaron los cap.. Pitt es un amor, me lo morro y bMarcos es un idiota ..
+++++
@x_ferreyra7

Señora de Laliter 3 de febrero de 2015, 16:59  

Por favor seguí

mimii 3 de febrero de 2015, 17:20  

Q estupido q es marcos, lo amo a peter

andreaiita 4 de febrero de 2015, 4:38  

Que Peter mas cosii y marcos que estupido que es quiero masssss massss me emociona que Peter si quiera hijos quiero masssss massss y que lindo que les allá dado los novios

Anónimo 4 de febrero de 2015, 22:35  

Holaa, me encanta tu novelaa!!! Sigue subiendo!!
P.D: Subes uno por dia??
Un beso

Chari 5 de febrero de 2015, 4:58  

K bien k se llevan .
Me dio miedo ,hasta k llegue la tormenta,con lo bien k se sintio leer el cap

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP