Capitulo 43
Nico y Gas empiezan a
calentar motores pidiendo más cubatas y naranjadas para la pobre euge, pero
nosotros decidimos que ya no damos más de sí así que pasado un rato anunciamos
retirada. De camino a la salida, Peter necesita entrar en el baño y como hay
mucha gente aglutinada, le digo que le espero afuera. Ya en la puerta me
enciendo un cigarro y le mando un mensaje.
«No tardes, ya te echo de
menos. Hace frío pero mis muslos empiezan a tensarse pensando en ti».
Su respuesta llega al
instante.
«Hay cola, pero me estoy
entreteniendo mucho pensando en tus muslos».
«Sal de allí y mea en la
calle, no seas pijo».
«Solo tengo a tres pavos
delante, y si me detienen por mear en la calle se me acabará el chollo y ya no
podré permitirme comprarte ligueros y cositas».
«Ay, mi abogado tan legalJ».
« ¿Por qué no vienes
aquí y amenizas mi espera? Dios, solo de pensarlo me he puesto bruto».
« ¡Ni de coña! Solo me
quieres por el sexo».
«Le dijo la sartén al
cazo, que no me deja parar ni un solo día».
« ¡Idiota!».
«Te quiero, bruja. Solo
quedan dos tíos y por fin estoy contigo».
«I
miss you. Me he puesto muy ñoña».
–Lali.
Levanto la vista. Dios,
no.
–Marcos. Qué hay.
– ¿Qué tal? ¿Y tu novio?
Le miro con cara de «a
ti que te importa». Va borracho. Cojonudo.
–Se te ve muy feliz con
él. De hecho se te ve jodidamente pletórica.
« ¿Te falta mucho?
Marcos acaba justo de salir y me está hablando en tonito raro».
–Lo estoy.
Doy una calada. Miro y
remiro el whatsapp pero veo por el tic que los dos últimos aún no le han
llegado. Mierda. Tiro el cigarro y decido ir a por él.
–Bueno, me entro. Que
vaya bien.
–Espera Lali.
Me agarra del brazo y yo
automáticamente me suelto con cara de furia.
–Lo siento,La, es que
al verte hoy he sentido cosas y no sé; me gustaría que habláramos.
–Marcos, nosotros ya no
tenemos nada de qué hablar. Me da enteramente igual lo que hayas sentido al
verme porque yo no he sentido nada al verte a ti.
Me vuelvo a girar hacia
la puerta y vuelve a agarrarme. Me suelto.
– ¡No me toques! No
tengo nada que decirte y no tengo ni siquiera curiosidad por escuchar lo que me
puedas decir a mí.
–Lali, lo siento mucho.
Lo siento mucho, mi niña. Se me fue la cabeza y estoy muy arrepentido.
–Uf, de verdad. Me
entro.
– ¡No, espera! Yo te
quiero tanto… Hablemos; intentémoslo de nuevo.
No sé si echarme a reír
o a llorar.
–Por Dios, Marcos, no
seas patético al menos.
– ¿Es por él que no
quieres ni hablarme? ¿Tanto te pone que se te folle en los baños como a una
guarra cualquiera?
–Vete a la mierda.
Me giro para abrir la
puerta y vuelve a agarrarme. Más fuerte esta vez.
–Dime, ¿él te quiere
como yo, eh?
Me suelto con furia y me
enciendo.
– ¡Claro que no me
quiere como tú! Él no me trata como una puta mierda a la que ni mirar y luego
tirar porque ya está demasiado usada. Y ahora, si me disculpas ¡me entro!
Cuando estoy alzando el
brazo para abrir la puerta de nuevo, Marcos tira de mí otra vez y yo digo un
«déjame» gritando. Pero no solo no me suelta sino que me agarra más fuerte y me
atrapa. Forcejeamos entre gritos míos, un «joder yo te quiero, Lali», mis
«suéltame» y lágrimas que empiezan a caerme de pura rabia e impotencia. Intenta
besarme y yo me retuerzo gritando pero tiene una fuerza descomunal y apenas puedo
ni respirar.
– ¡Marcos para, joder,
suéltame!
En ese instante la
puerta se abre y aparece Peter que, al vernos, se transforma en décimas de
segundo en un tigre desbocado. Sin mediar palabra le empuja y le asesta a un
fuerte puñetazo en la mandíbula. Marcos cae al suelo e Peter se acerca a mí y
me pregunta preocupado si estoy bien. Asiento y me acaricia la mejilla,
secándome las lágrimas. Las cuatro personas que había en la puerta entran al
bar remirándonos curiosas. Cabrones, mucho mirar pero qué poco ayudar antes.
Estamos los tres solos en toda la calle. Marcos se levanta y se calienta.
– ¡¿Pero de qué vas?!
Y trata sin éxito de
empujar a Peter, que ni se inmuta. Por Dios, no. Por favor. A estas alturas,
estas cosas no.Peter se pone más serio de lo que le he visto nunca. Se yergue
y se le ve más alto y más fuerte, su mirada es feroz y su expresión es dura
como el acero. Da miedo. Impone. Se dirige al subnormal de mi ex muy tajante,
muy seguro de sí mismo.
–Si piensas que voy a
entrar en tu mierda juego de críos es que eres más tonto de lo que ya pareces.
Pero no vuelvas a acercarte a mi novia en tu puta vida, y menos a zarandearla
mientras grita, soplapollas, o pasarás muchas noches en el calabozo. ¿Lo has
entendido, so mierda?
Tiro de su mano para
irnos y al final me sigue, sin dejar de mirar a Marcos. Nos giramos cuando éste
espeta:
–Te cansarás de ella,
como nos cansamos todos. Es tan cobarde como su padre.
Se me caen dos lágrimas.
Dos. Las dos últimas que te dedico Marcos, a ti y a tu lengua envenenada. Lo
único que puedo decirle es:
–Eres un hijo de puta,
Marcos.
Peter es ahora quien
tira de mí.
–Vámonos a nuestra casa.
No hagas caso de este subnormal resentido.
Cuando nos hemos alejado
varios pasos, Íñigo me para.
– ¿Seguro que estás
bien, cariño?
–Sí. Solo quiero irme a
casa.
–Ni se te ocurra hacer
caso de las chorradas que ha dicho. Es un mierda y no merece la pena. Está
claro que solo lo ha dicho para joderte.
–Lo sé.
Trato de sonar
convincente.
–Joder quiero matarle;
le hubiera reventado la cabeza.
Cierra sus puños con
fuerza y está extremadamente tenso. Le acaricio la cara.
–Sshh ya está. Ya está.
–Cuando he visto tu
mensaje he salido pitando pero no esperaba encontrarle zarandeándote así. Dios,
casi me muero cuando te he visto allí forcejeando. De verdad que si no llega a
caerse del puñetazo, dándome ese tiempo para respirar, no sé de lo que hubiera
sido capaz.
–Si te pasara algo yo… Joder Lali, no podría.
–Lo sé. A mí me pasa
igual.
–No me ha llegado el
puto whatsapp hasta pasado un rato. Lo siento.
–No pasa nada. Intenté
entrar un par de veces para buscarte pero él me agarró.
– ¿Qué ha pasado?
Cuéntamelo.
Le hago un resumen de la
situación y su cuerpo y su cara se tensan por momentos. Creo que va a echar
espuma por la boca.
–Y entonces has salido.
Tenía miedo por ti.
– ¿Por mí? No, nena. Soy
más listo, más fuerte y más guapo.
Sonríe y me besa el
pelo. Respiro y le abrazo porque necesito su contacto.
–Te quiero, Peter. Con
toda mi alma
.
–Y yo a ti. Vamos a
casa. Prepararé un baño para los dos, con velitas de
las que te gustan, espuma y unas copitas ¿vale?
Asiento sonriendo y
paramos a un taxi que nos lleva a nuestro hogar, donde Marcos y su «Te cansarás de
ella» no pueden hacerme daño.
Hasta que llegue la
tormenta.
continuará...
6 comentarios:
Me encantaron los cap.. Pitt es un amor, me lo morro y bMarcos es un idiota ..
+++++
@x_ferreyra7
Por favor seguí
Q estupido q es marcos, lo amo a peter
Que Peter mas cosii y marcos que estupido que es quiero masssss massss me emociona que Peter si quiera hijos quiero masssss massss y que lindo que les allá dado los novios
Holaa, me encanta tu novelaa!!! Sigue subiendo!!
P.D: Subes uno por dia??
Un beso
K bien k se llevan .
Me dio miedo ,hasta k llegue la tormenta,con lo bien k se sintio leer el cap
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