martes, 3 de febrero de 2015

Capitulo 40


Mirando distraída cómo el camarero llena de ron los vasos escucho que alguien me llama por la espalda.

– ¿Lali?

Y cuando me giro no siento nada. Nada. Solo nervios por si Peter se incomoda. Pero nada más. Nada.

– ¿Marcos?
– ¡Vaya, qué sorpresa! No esperaba encontrarte en la boda de mi compañera del nuevo curro. ¿Cómo estás?

Trata de darme dos besos pero yo le hago un poco la cobra.

–Pues bien, esperando a que me sirvan, ¿y tú qué tal?
–Bien también. Hacía mucho tiempo que no te veía. Estás… estás muy, muy guapa, Lali.

Y lo dice mordiéndose el labio y con la mirada encendida. Madre mía. Afortunadamente para mí, el camarero me da mi agua.

–Bueno pues… que vaya bien.
–Igualmente. Me alegra haberte encontrado en esta pantomima.

Yo adoro las pantomimas y él lo sabe. Era nuestra eterna discusión: yo quería casarme y tener hijos y él no. Pero ni me inmuto; sinceramente, me da enteramente igual. Me giro para marcharme con sonrisa de circunstancia.

–A pasarlo bien.
–Lo mismo digo. Oye, ¿de qué conoces a los novios?
–Ah, Gonzalo es amigo de mi novio. Vamos, ambos son amigos nuestros.

Le cambia la cara. Le conozco. Eso no lo esperaba.

–Ahhh, ya.
–Lo dicho, a pasarlo bien.

Me giro y vuelvo con Peter, que al verme posa su mano en mi espalda y me da un besito en los labios.

– ¿Estás segura de que no quieres emborracharte aún? Con la excusa de que te encuentras mal puedo llevarte al baño de minusválidos y…

Me sonríe haciendo una mueca muy lasciva y yo me lo comería.

–Eso me encantaría. Pero si me emborracho ahora igual luego me subo a la mesa a bailar con la marcha nupcial y no es plan ¿no?

Se ríe.

–Pues sería acojonante. Esto está siendo un coñazo.
– ¿Sí? Pues después de que te diga quién está aquí no te lo parecerá tanto.

Frunce el ceño.

–Cuando estaba pidiendo en la barra me ha venido a saludar Marcos.

Coge mi vaso de agua y le da un trago. Me mira muy serio.

– ¿Marcos tu ex? ¿El chico con el que estabas hablando?

–Sí. Solo ha sido un «hola que tal – bien y tú – bien también». Me ha preguntado de qué conocía a los novios; él al parecer trabaja con María. Me ha dicho que se alegraba de verme en esta pantomima y que me veía muy guapa. 
Fin de la conversación de medio minuto porque mi respuesta ha sido un cortante «bueno, que vaya bien».

–Ya. ¿Muy guapa? Joder.

Sigue serio y ya no me agarra. Pongo mi mejor cara y le paso una mano discretamente por la cintura.

–Cariño, no es nada para mí. Nada. No le des importancia; no dejes que te incomode, te carcoma y nos amargue el día.

– ¿A ti no lo hace?
–No amor, a mí me da igual. Paso olímpicamente de él.
–Entonces yo también.

Sonríe y me besa tiernamente los labios.

–Me alegra que no hayas activado tu modo celoso encabritado. 
– ¿Modo celoso encabritado, eh? Le dijo la sartén al cazo.

Me echo a reír. Y el continúa roncando.

–Y ya te daré yo algo encabritado…
–Mmm, de eso cuando, cuanto, como y donde quieras.

Su perfecta sonrisa de despliega y me besa la mejilla.

–Te tomaré la palabra.

La comida transcurre con normalidad. Me siento al lado de Leticia y nos pegamos el banquete muertas de risa de un sinfín de chorradas. Me cae genial y siento que conecto con ella. Peter a mi otro lado se ríe divertido, pone los ojos en blanco ante nuestras chorradas o me acaricia la mano por debajo del mantel de vez en cuando. A ninguno nos gusta ser efusivos con las muestras de cariño en público pero tampoco somos témpanos de hielo que evitan tocarse. Todo con él es natural, sencillamente. Bárbara y Gema se pegan la comida criticándolo todo sin pudor, desde el menú hasta el vestido de novia pasando por el de la madre de la novia y el peinado de su hermana. Fuerte ¿eh?

Con el café y el pacharán de después se abre la veda para que los borrachos salgamos a la luz, como los vampiros. Yo ya me he ido entrenando con los vinos, que conste. Si es que la cabra siempre tira al monte. Menos mal que Peter y Leticia son de los míos. Ella, como tiene un niño que hoy han dejado con los abuelos, está desatada y deseosa de aprovechar la oportunidad de pillarse una cogorza del quince, echar un polvazo del dieciséis al llegar a casa y dormir toda la noche como un ángel, me dice. Leticia y Eloy, el amigo de Peter, son una pareja de esas que dan pura envidia. Las miradas que se dedican derretirían al más grande iceberg y se nota que se entienden sin hablar si quiera. Se conocen bien y se comunican sin palabras.Peter me contó que Bárbara intentó echarle las zarpas a Eloy al principio de su noviazgo con Leticia, pero obviamente le salió rana. Joder con Bárbara. Leticia y ella apenas se dirigen la palabra. Me da que hoy ella y yo vamos a acabar poniendo a Bárbara a caldo. ¡Lo estoy deseando!


Holaaa! siento mucho el tiempo que os he tenido sin novela,pero ahora estoy aqui voy a subir todos los capitulos que pueda hoy para que no os quedeis sin novela 

Besos
@onlyespos_

1 comentarios:

Chari 5 de febrero de 2015, 4:24  

Felicidades x tu cumple!!!!

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