domingo, 16 de noviembre de 2014

Capitulo 65


—Pero  no  tenemos  nombre  reales  —dijo  mi  madre—.  Fuimos  creados  antes  que  los nombres.
—Y sobreviviremos mucho tiempo después de que los nombres sigan siendo necesarios —dijo Peter.
Mi madre lo miró. 
—Algunos de nosotros, de todos modos.
Sus palabras me trajeron la imagen de Hermes estrellándose en mis pensamientos, y traté de alejarla, pero se mantuvo obstinadamente en el primer plano de mi mente. 
—¿Son en realidad los del Olimpo, entonces?
—Todos los trece —dijo mi madre—. Más Peter, en un buen día.
Él gruñó, y mi entrecejo se profundizó mientras luché por poner las piezas juntas. 
—Entonces… ¿quién es quién? Digo, sé quienes son ustedes, Hades y Deméter, ¿pero el resto?
—¿Quieres decir que no lo has descubierto todavía? —dijo Peter. Le di una mirada sucia.
—No todos son omniscientes, ya sabes.
—Tampoco lo somos nosotros —dijo él, sus ojos brillando con diversión.
Mordí mi labio inferior mientras pensaba en eso. 
—Tal  vez  podría  adivinar  si  tuviera  que hacerlo.  Aunque  no  creo  adivinarlos todos.  —Moví  mi  cabeza—.  Olímpicos.  Eso  es...  —Increíble.  Inexpresable—.  Una  advertencia hubiera sido buena.
Debí  haber  sonado  más amarga  de  lo  que  había intentado,  porque  mi  madre  me abrazó más fuerte y enterró su nariz en mi cabello. 
—No importa cómo me llamo o quién soy, todavía soy tu madre, y te amo, mucho, mucho.
Incliné la cabeza, sin confiar en mí misma para hablar. Artemisa era mi madre, pero mi madre no tenía una risa que se sentía como la luz del sol. Mi madre dio su vida por mí, y lo que quedaba  de  ella  era  frío  y  rígido.  No  este  caliente,  burbujeante  ser  que  era  mucho  más fuerte de lo que nunca sería yo.
—Vamos —dijo Peter, aparentemente sintiendo mi cambio de humor. Nos detuvimos en frente del par de puertas ricamente decoradas que  representaban la tierra y el mundo de abajo, y mi respiración quedó atrapada en mi garganta. El dormitorio de Perséfone.
—¿Peter? —dije, pero él movió su cabeza y me ofreció solamente una sonrisa de vuelta.
Tiré tímidamente del blanco encaje de mi vestido, asegurándome de que mis vendajes no se habían salido.
Las puertas se abrieron, y en lugar del santuario que había estado sólo meses antes, estaba vacío excepto por un pequeño arco blanco decorado con un arco iris de margaritas. De pie al  otro  lado  estaban  nueve  de  los  otros  miembros  del  consejo,  todos  menos  Hera  y Hermes, y Zeus estaba de pie bajo el arco, esperándonos.
—Espero  que  esté  bien  —dijo  Peter—.  No  estaba  seguro  de  si  querías  algo  más elaborado.
—No —dije sin aliento—. Esto es perfecto.
Mi madre tomó mi mano, sus ojos brillando con lágrimas. 
—Esa es mi chica —dijo ella, y aunque nunca quise que se fuera de nuevo, sabía que era el momento. Ésta era mi vida ahora, y mientras ella fuera siempre parte de eso ya no estaría en el centro. Era un cambio que no esperaba, pero de alguna manera aquellos seis meses pasados me habían preparado para esto.
Solté su mano, y ella se marchó para unirse a los otros. Peter me llevó al arco, y mientras Zeus habló, pude sentir todos los ojos sobre mí. Peter y yo repetimos nuestros simples votos, y con una voz de tal inquebrantable autoridad que las piedras de la casa parecieron temblar, Zeus nos proclamó marido y mujer.
Peter se inclinó para besarme, y cuando lo hizo, el calor comenzó en mis labios y corrió a través de mí, dejando frescura a su paso que sustituyó el dolor. En el momento que se alejó, mi cuerpo se  sintió completo de  nuevo,  curado  y  fuerte en una  manera  que nunca había estado antes.
Pero  eso  no  era  lo  que importaba;  lo que  importaba  era  la  forma  en  que  él  me  miraba, como si este momento fuera el más feliz de su larga vida. Y muy dentro de mí, supe que nunca estaría sola de nuevo.

Pasamos nuestra noche de bodas en mi cuarto jugando cartas y haciendo un gran  esfuerzo por evitar mencionar lo que pasaría al día siguiente. Era mi última noche en la Mansión Eden  por  seis  meses,  e  incluso  aunque  sabía  que  volvería,  algo  sobre  esto  se  sentía definitivo.  La  mitad  de  un  año  no  era  nada  de  tiempo  para  Peter,  pero  para  mí,  se extendía de frente, sin final a la vista.

Se casan!
Besos
@heartespos 

1 comentarios:

Chari 16 de noviembre de 2014, 23:21  

Se casaron.
Espero k no decida irse esos seis meses.

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:3

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