sábado, 8 de noviembre de 2014

Capitulo 50



Se alejó lo suficiente como para mirarme a los ojos, y el dolor en su rostro hizo que me arrepintiera de haber preguntado.
—Lo siento —le dije rápidamente—. No tienes que decirme si no quieres.
—No, no. —Sacudió la cabeza—. No estoy enojado. Sólo estoy tratando de entender cómo es posible que la verdad del asunto pueda perderse en el tiempo. 
Esperé  a  que  continuara,  haciendo  caso  omiso  de  la  humedad  de  la  hierba  que  estaba empezando a filtrarse a través de mis jeans. Miró pensativo, como si estuviera buscando la manera exacta de decirme algo que no decía usualmente.
—No la secuestré —dijo finalmente—. Fue un matrimonio de conveniencia que ella aceptó, ya que sus padres lo establecieron.
Dudé, intentando recordar los detalles de la mitología que había aprendido.            
—¿Zeus y Deméter?
—Muy bien. —Su sonrisa no alcanzó sus ojos—. Debes haber descubierto que mi familia es  extraña.  Nosotros  nos  llamamos  hermanos  y  hermanas,  pero  la  verdad  es  que  no  lo somos.  Simplemente  hemos  estado  juntos  por  tanto  tiempo  que  no  hay  palabras  para describir el vínculo que tenemos. La familia es la única comparación que podemos sacar, a pesar de que es débil. 
—Artemisa me dijo que en realidad no eran hermanos.
—¿Lo  hizo?  —Parecía  oscuramente  divertido  con  esto—.  Todos  tenemos  el  mismo creador, pero no estamos estrictamente relacionados. De hecho, mi hermano que no es, por supuesto, en realidad mi hermano, está casado con mi hermana. Y su hijo está casado con nuestra otra hermana también.
Haciendo una cara, traté de ajustar en mi mente todo eso.
—No están relacionado, ¿verdad?
—Ni de lejos. —Presionó sus labios en mi frente, una disculpa silenciosa. O tal vez estaba tratando de aliviar mi enojo—. La madre de Perséfone es mi hermana favorita, y ella fue la que  sugirió  el arreglo. Perséfone  y yo nos  llevamos bien cuando  nos  vimos, y su  madre insistió  en  que  quería  que  ambos  fuéramos  felices.  Mientras  yo  estaba  acostumbrado  a estar solo, me gustó la idea de pasar tanto tiempo con Perséfone. Cuando ella no se opuso, las cosas finalizaron y se convirtió en mi esposa.  
Esposa.  Lo que sería para  él si lo lograba.  Tan a menudo pensaba  lo que un futuro con Peter podría traer, la idea de ser su esposa —la esposa de alguien— todavía no se habían asentado bien conmigo. Tal vez era porque yo tenía dieciocho años, o tal vez era porque mi madre nunca se había casado, pero no me lo podía imaginar. Por otra parte, tal vez eso era algo bueno. Sin expectativas. Y mi deseo de casarme no fue más fuerte que mi deseo de estar con Peter, como sospechaba que el de Perséfone debió haber sido.
—Artemisa me ayudó a gobernar —continuó—. Hacer lo que te espera por hacer muy pronto.
Pero ella era joven cuando nos casamos, y... —Desvió la mirada—. Con el tiempo me vio como  su  captor  en  lugar  de  su  marido.  Me  molestaba  mucho,  y  aunque  al  principio  le gustaba, no creo que ella me haya amado, no como yo la amo. 
Amo, no amé. Exhalé.
—La  historia  toma  su  lado,  por  supuesto,  y  tengo  mis  sospechas  al  respecto,  pero  en verdad nunca la forcé a entrar en un matrimonio. La quiero mucho, y era una agonía para mí verla tan miserable. Después de varios milenios, ella se enamoró de un mortal y decidió renunciar a su inmortalidad por él, y la dejé ir. Me dolió mucho, pero sabía que dolería más si la hiciera quedarse. 
Me quedé en silencio durante de varios latidos del corazón mientras digería lo que él me estaba  diciendo.  El  amor  no  correspondido  es  una  cosa,  pero  el  gasto  de  una incomprensible  cantidad  de  tiempo  en  ese  tipo  de  dolor  no  me  lo  podía  imaginar.  Ni siquiera quería intentarlo.
—Lo siento —le dije, mi ira disipándose, queriendo que hubiera algo más que decir.
—No lo sientas. —Los labios de Peter se curvaron en una sonrisa que contenía tanto odio hacia sí mismo que quise alcanzar  la parte superior de su cabeza y golpearlo  por ello—. Artemisa tomó su decisión. Tú tomaste la tuya. Es lo máximo que puedes hacer. 
Asentí con la cabeza otra vez, aún pérdida por las palabras. Hermes tenía razón. Él siempre seguiría enamorado de Perséfone, no importaba lo que hiciera, tenía que aceptar eso. Pero parte  de  mí  quería que  él  me  amara  también. Incluso  si  sólo  fuera  suficiente como  para tenerlo durante a la primavera, lo haría.
—¿Peter?  —le  dije,  con  un  nudo  en  la  garganta  mientras  recogía  el  coraje  que necesitaba—. ¿Crees que podrías amarme? ¿Aunque sea un poco? 
Parecía sorprendido por mi pregunta, con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta. Pero  necesitaba  saberlo…  no  podía  esperar un  final  de  cuento  de  hadas, nunca  lo  había hecho  de  todos  modos.  Mi  cuento  de  hadas  era  uno  donde  mi  madre  y  Peter  todavía estaban vivos, y ya era demasiado tarde para mi madre, toda mi esperanza descansaba en
los hombros de Peter.
Finalmente, presionó sus labios en la comisura de mi boca en un beso casto, y luego dijo suavemente: 
—Tanto como soy capaz de amar a alguien, sí
Mi corazón se hundió, si bien no era la respuesta que esperaba, esto era algo. Él tomó mi mano entre las suyas y me miró, como desafiándome a mirar hacia otro lado. No lo hice.
—Has luchado por mí, y no creas que no he visto eso. Crees en mí cuando muy pocos lo harían,  y  no  puedo  decirte  lo  mucho  que  significa  para  mí.  Siempre  voy  a  atesorar  tu amistad y afecto. 
Amistad  y  afecto.  Las  palabras  me  golpearon  como  una  roca,  pero  me  esforzaba  por recordar que eso era mejor que la alternativa… mucho mejor. Pero algo dentro de mí se sentía  vacío, como si hubiera  robado  algo valioso de  mí.  Quizás no todo  entre  nosotros había  sido  romance  y  arcoíris  hasta  ahora,  pero  esperaba  más,  y  no  sabía  de  qué  otra manera  mostrarle  lo  que  quería.  No  sin  ofrecerme  a  él  por  completo,  y  no  podía,  no todavía. No cuando no sabía si él sentía lo mismo.
Cuando continuó, quise apartar la mirada, pero no pude. 

—Si  no  te  consideran  digna entonces voy a renunciar,  y  tengo  esperanzas  de  que  si  lo deseas, podemos pasar tiempo juntos antes de que desaparezca por completo.

Aqui tiene el cuarto! ahora Peter al menos ya no esta tan frío algo es algo, no creen?
@Heartespos


2 comentarios:

Unknown 8 de noviembre de 2014, 23:31  

Muy lindo♥

Chari 10 de noviembre de 2014, 4:22  

No tan frío ,pero sigue distante.

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