Capitulo 50
Se alejó lo
suficiente como para mirarme a los ojos, y el dolor en su rostro hizo que me arrepintiera
de haber preguntado.
—Lo siento —le dije
rápidamente—. No tienes que decirme si no quieres.
—No, no. —Sacudió la
cabeza—. No estoy enojado. Sólo estoy tratando de entender cómo es posible que
la verdad del asunto pueda perderse en el tiempo.
Esperé a
que continuara, haciendo
caso omiso de
la humedad de
la hierba que
estaba empezando a filtrarse a través de mis jeans. Miró pensativo, como
si estuviera buscando la manera exacta de decirme algo que no decía usualmente.
—No la secuestré
—dijo finalmente—. Fue un matrimonio de conveniencia que ella aceptó, ya que
sus padres lo establecieron.
Dudé, intentando
recordar los detalles de la mitología que había aprendido.
—¿Zeus y Deméter?
—Muy bien. —Su
sonrisa no alcanzó sus ojos—. Debes haber descubierto que mi familia es extraña.
Nosotros nos llamamos
hermanos y hermanas,
pero la verdad
es que no lo somos. Simplemente
hemos estado juntos
por tanto tiempo
que no hay
palabras para describir el
vínculo que tenemos. La familia es la única comparación que podemos sacar, a pesar
de que es débil.
—Artemisa me dijo que
en realidad no eran hermanos.
—¿Lo hizo?
—Parecía oscuramente divertido
con esto—. Todos
tenemos el mismo creador, pero no estamos estrictamente
relacionados. De hecho, mi hermano que no es, por supuesto, en realidad mi
hermano, está casado con mi hermana. Y su hijo está casado con nuestra otra
hermana también.
Haciendo una cara,
traté de ajustar en mi mente todo eso.
—No están
relacionado, ¿verdad?
—Ni de lejos. —Presionó
sus labios en mi frente, una disculpa silenciosa. O tal vez estaba tratando de
aliviar mi enojo—. La madre de Perséfone es mi hermana favorita, y ella fue la que sugirió
el arreglo. Perséfone y yo
nos llevamos bien cuando nos
vimos, y su madre insistió en
que quería que
ambos fuéramos felices.
Mientras yo estaba
acostumbrado a estar solo, me
gustó la idea de pasar tanto tiempo con Perséfone. Cuando ella no se opuso, las
cosas finalizaron y se convirtió en mi esposa.
Esposa. Lo que sería para él si lo lograba. Tan a menudo pensaba lo que un futuro con Peter podría traer,
la idea de ser su esposa —la esposa de alguien— todavía no se habían asentado
bien conmigo. Tal vez era porque yo tenía dieciocho años, o tal vez era porque mi
madre nunca se había casado, pero no me lo podía imaginar. Por otra parte, tal
vez eso era algo bueno. Sin expectativas. Y mi deseo de
casarme no fue más fuerte que mi deseo de estar con Peter, como sospechaba que
el de Perséfone debió haber sido.
—Artemisa me ayudó a
gobernar —continuó—. Hacer lo que te espera por hacer muy pronto.
Pero ella era joven
cuando nos casamos, y... —Desvió la mirada—. Con el tiempo me vio como su
captor en lugar
de su marido.
Me molestaba mucho,
y aunque al
principio le gustaba, no creo que
ella me haya amado, no como yo la amo.
Amo, no amé. Exhalé.
—La historia
toma su lado,
por supuesto, y
tengo mis sospechas
al respecto, pero
en verdad nunca la forcé a entrar en un matrimonio. La quiero mucho, y
era una agonía para mí verla tan miserable. Después de varios milenios, ella se
enamoró de un mortal y decidió renunciar a su inmortalidad por él, y la dejé
ir. Me dolió mucho, pero sabía que dolería más si la hiciera quedarse.
Me quedé en silencio
durante de varios latidos del corazón mientras digería lo que él me estaba diciendo.
El amor no
correspondido es una cosa, pero
el gasto de una
incomprensible cantidad de tiempo en
ese tipo de
dolor no me
lo podía imaginar.
Ni siquiera quería intentarlo.
—Lo siento —le dije,
mi ira disipándose, queriendo que hubiera algo más que decir.
—No lo sientas. —Los
labios de Peter se curvaron en una sonrisa que contenía tanto odio hacia sí
mismo que quise alcanzar la parte
superior de su cabeza y golpearlo por
ello—. Artemisa tomó su decisión. Tú tomaste la tuya. Es lo máximo que puedes
hacer.
Asentí con la cabeza
otra vez, aún pérdida por las palabras. Hermes tenía razón. Él siempre seguiría
enamorado de Perséfone, no importaba lo que hiciera, tenía que aceptar eso.
Pero parte de mí
quería que él me
amara también. Incluso si
sólo fuera suficiente como para tenerlo durante a la primavera, lo
haría.
—¿Peter? —le
dije, con un
nudo en la
garganta mientras recogía
el coraje que necesitaba—. ¿Crees que podrías amarme?
¿Aunque sea un poco?
Parecía sorprendido
por mi pregunta, con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta. Pero necesitaba saberlo…
no podía esperar un
final de cuento
de hadas, nunca lo
había hecho de todos
modos. Mi cuento
de hadas era
uno donde mi
madre y Peter
todavía estaban vivos, y ya era demasiado tarde para mi madre, toda mi
esperanza descansaba en
los hombros de Peter.
Finalmente, presionó
sus labios en la comisura de mi boca en un beso casto, y luego dijo suavemente:
—Tanto como soy capaz
de amar a alguien, sí
Mi corazón se hundió,
si bien no era la respuesta que esperaba, esto era algo. Él tomó mi mano entre
las suyas y me miró, como desafiándome a mirar hacia otro lado. No lo hice.
—Has luchado por mí,
y no creas que no he visto eso. Crees en mí cuando muy pocos lo harían, y
no puedo decirte
lo mucho que
significa para mí. Siempre
voy a atesorar
tu amistad y afecto.
Amistad y
afecto. Las palabras
me golpearon como
una roca, pero
me esforzaba por recordar que eso era mejor que la
alternativa… mucho mejor. Pero algo dentro de mí se sentía vacío, como si hubiera robado
algo valioso de mí. Quizás no todo entre
nosotros había sido romance
y arcoíris hasta
ahora, pero esperaba
más, y no
sabía de qué otra
manera mostrarle lo
que quería. No
sin ofrecerme a
él por completo,
y no podía,
no todavía. No cuando no sabía si él sentía lo mismo.
Cuando continuó,
quise apartar la mirada, pero no pude.
—Si no
te consideran digna entonces voy a renunciar, y
tengo esperanzas de
que si lo deseas, podemos pasar tiempo juntos antes
de que desaparezca por completo.
Aqui tiene el cuarto! ahora Peter al menos ya no esta tan frío algo es algo, no creen?
@Heartespos
2 comentarios:
Muy lindo♥
No tan frío ,pero sigue distante.
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