Capitulo 49
Fue casi
al final de
enero, durante una
tarde, cuando Peter me
encontró en el
jardín, envuelta en una
capa y de
rodillas al lado de
un durmiente rosal
cubiertos de nieve. El recuerdo de cómo había llegado allí
era confuso, pero no me importaba mucho.
Una vez que Atenea me había dicho la fecha en el medio de nuestra sesión de tutoría,
todo se había vuelto borroso, y fue la voz de Peter que me hizo chocar de
vuelta a la realidad.
—¿Lali? —Vestido
con un abrigo
negro y grueso,
se paró a unos
metros de distancia, sobresaliendo como un pulgar
dolorido contra la nieve. No levanté la vista.
—Es el último
cumpleaños de mi madre.
Se quedó
quieto. Una parte
de mí quería
que mantuviera su
distancia, pero una
parte mucho más insistente deseaba que me conociera lo suficiente bien
como para saber cuándo necesitaba desesperadamente un abrazo.
—Artemisa siempre
odió haber nacido
en enero —continué,
encendiendo la voz
mientras miraba a la
planta sin vida
en frente de
mí—. Dijo que nunca había
sentido ganas de celebrar cuando no había flores y todos
los árboles estaban muertos.
—Duermen —dijo Peter—.
Los árboles tan sólo duermen. Van a regresar cuando sea el momento
adecuado.
—Mi madre
no lo hará.
—Me senté pesadamente
en la nieve,
sin importarme si mis
pantalones se mojaban—.
Hemos estado celebrando
sus cumpleaños desde
que fue diagnosticada. Esta vez
es real.
—Lo siento. —Se sentó
a mi lado y envolvió su brazo alrededor de mí, y la calidez de su cuerpo dejó
de ser insensible—. ¿Hay algo que pueda hacer?
Negué con la cabeza.
—No sé lo que voy a
hacer sin ella.
Peter se quedó en
silencio durante un largo rato y, cuando habló, su voz sonaba lejana.
—¿Puedo mostrarte
algo?
—¿Qué clase de algo?
—Cierra los ojos.
Bastante segura de lo
que estaba a punto de suceder, me obligué, esperando el cambio en el clima. Sin
embargo, en vez de cambiar desde el frío del exterior a la calidez del
interior, sentí el sol en mi cara y una brisa cálida. Todavía estábamos fuera.
Cuando abrí los ojos,
medio esperando de que siguiéramos en el jardín, tuve que apoyarme de Peter,
mientras miraba alrededor. Estábamos de pie en medio de Central Park en un día de
verano, de la
misma forma en
que mi madre y yo en mis
sueños, pero ahora
el parque estaba vacío. Mi madre no estaba a la vista.
—¿Peter? —dije
con incertidumbre, mirando
a su alrededor.
El lago estaba
cerca, y escuchaba los acordes de
una canción conocida que se estaba reproduciendo en algún lugar a la distancia,
pero nos quedamos solos—. ¿Qué estamos haciendo en Nueva York?
—No estamos en Nueva
York. —Sonaba melancólico. Me acerqué más a él, con miedo, y fascinación por
este lugar—. Ésta es tu vida después de la muerte.
Lo miré, me tomé varios segundos para resolver
correctamente sus palabras en mi mente.
—¿Quieres decir que
este es, estamos…?
—Éste es tu rincón en
el mundo terrenal. —Levantó una ceja al ver mi expresión—. No te preocupes, es
sólo temporal. Quería que lo vieras.
Salvajemente miré a
mi alrededor, esperando que mi madre apareciera, pero sólo éramos nosotros.
—¿Por qué?
—Quería que lo vieras
y así sabrías… —Se detuvo, pero no hacía falta que terminara de hablar para que
yo entendiera lo que él no estaba diciendo. Él quería mostrarme a donde iba a
ir cuando muriera. Mi estómago se retorció en nudos, y miré un pedazo
inofensivo de hierba. Así que él no estaba luchando después de todo.
Pero, continuó, los
ojos bajos en el suelo.
—Te lo muestro porque
así tendrás una experiencia de primera mano si pasas las pruebas.
—Una mentira, pero traté de creer—.
Una vez que seas inmortal, cuando estés
aquí, el Inframundo tomará la forma que quieras. —Pasaron
varios segundos, y añadió en voz más baja—: También quería saber si estarías
contenta si al final el consejo no está a tu favor.
Mi favor, no el suyo.
No el nuestro.
Me di la vuelta para
mirarlo de frente.
—¿Por qué dejas que
todos ellos caminen sobre ti? El consejo, tu familia… lo que sea que ellos
sean, si piensas que soy lo suficientemente buena, entonces, ¿por qué no les
dices que se pongan un calcetín y respeten tu decisión?
La expresión de Peter
era indescifrable.
—No soy
omnipotente —dijo, dando
un paso cauteloso
hacia mí. No
me aparté—. Le corresponde al poder del consejo tomar ese
tipo de decisiones, no a mí.
—Pero por lo menos
podrías intentarlo, y no veo que hagas eso mucho últimamente —le espeté. Se
estremeció, pero seguí adelante—. ¿No eres un miembro del consejo?
—Sí y no. —Hizo un
gesto para que me sentara sobre el pasto, pero me negué, de pie con los brazos
cruzados—. Paso la mayor parte de mi tiempo separado de ellos. Cuando ellos desean
de mi contribución, o cuando se trata de una decisión que afecta directamente a
mis obligaciones, me uno a ellos. Pero sus decisiones tratan con el mundo de
los vivos. Ése no es mi reino.
—¿Por qué no alejas
lo que dicen y terminas con esto de una vez? Si la regla es sobre los vivos y
no estás vivo,
¿por qué tienen
que decir si
estás o no
estás haciendo un
buen trabajo?
Henry miró en la
distancia hacia el brillante lago.
—Ellos son los que
son capaces de otorgar la inmortalidad, no yo. Quizás en un principio hubieran confiado
en mí esta
decisión, pero los
errores que cometí
con Perséfone han cambiado la opinión que tiene el consejo
de mi juicio.
Apreté los dientes ante la mención de
Perséfone, y el odio roía mis
entrañas. Incluso si fueran sus acciones que le causaron no quererlo,
ella fue la que le hirió.
—¿Puedo preguntarte
algo?
Hizo un sonido sin
palabras en la parte posterior de su garganta, y lo tomé como un sí. Me instalé
en el césped junto a él.
—¿Por qué secuestraste
a Perséfone?
Tercer capitulo wuju!
@heartespos
1 comentarios:
Lali esta más interesada en Peter d lo k cree.
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