Capitulo 63
Mi madre se
veía exactamente como
lo había hecho en mis sueños. Saludable y completa, como
si nunca hubiera
estado enferma ningún
día de su
vida. Pero había algo sobre ella, alguna cualidad indeterminable que la hacía ver como si estuviera resplandeciendo desde adentro,
como luz colándose para ser liberada.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Mientras lo pregunté, supe que era obvio. La
única cosa que evitaba que me pusiera
furiosa era la alegría de verla de nuevo, pero incluso eso fue rápidamente
reemplazado por confusión.
—Lo siento —dijo ella
con la misma simpática sonrisa que había visto en su rostro miles de veces
antes. Cada vez que raspaba mi rodilla, cada vez que arrastraba en casa horas
de tarea y apenas tenía tiempo para cenar, cada vez que el doctor nos decía que
ella sólo tenía meses de vida.
En tantas formas ella
era extraña, pero con esa sonrisa, todavía era mi madre.
—El engaño era la
única manera en que podías ser sometida a las pruebas. Nunca quise hacerte
daño, cariño. Todo lo que hice fue para protegerte y mantenerte tan feliz como
me fue posible.
Sabía que ella estaba
diciendo la verdad, pero no podía dejar de sentir la humillación de ser engañada.
Incluso si hubiera sido por mi propio
bien, eso no me hacía sentir como algo menos que una idiota por no darme
cuenta de quién era ella. Mi madre era una diosa. No era algo que pudiera
simplemente encogerme de hombros y aceptar.
—Diana —dijo Zeus, y
ella dio un paso hacia mí, la blanca bata de seda que ella usaba estaba
moviéndose con ella como si estuviera sumergida en el agua. No estaba demasiado
cerca como para
tocarla, pero estaba
lo suficiente cerca
para ver que
sus ojos estaban brillando. Si eso era de lágrimas u
orgullo o poder, como Peter y sus ojos lo hacía a la luz de la luna, no podría
decirlo.
—En
la séptima y
última prueba, orgullo
y humildad. —Mi madre
hizo una pausa
y sonrió—.Lali pasas.
No entendía. La sentencia estaba dictada, ¿no? ¿Ellos no habían tomado su decisión ya?
No podía
fallar ninguna de las pruebas.
El mismo Zeus lo había
dicho. Esperé por alguna clase de explicación, pero eso no
llegó.
—¿Los que están de acuerdo?
—dijo Zeus.
Salvajemente me di la
vuelta de cara en cara, pero ninguno de ellos me dio un indicio. Afrodita, Artemisa, incluso
Peter no dieron signo alguno de
lo que
estaba pasando. Uno
después del otro murmuraba sus
acuerdos. Para mi
sorpresa, Hera, que se
veía tan pálida
y miserable que no pude evitar sentir un pinchazo de simpatía por ella,
también asintió con la cabeza. Ellos estaban diciendo sí, me di cuenta. Estaban
votando.
A pesar
de que había
dormido con Peter,
por algún milagro
no había fallado completamente. Pero
cuando el voto
alcanzó a Hermes,
mi respiración se
quedó en mi garganta, y estaba segura de que él
sacudiría la cabeza. Sin encontrar mis ojos, él también asintió. Los otros
continuaron votando, pero lo miré a él, y cuando al final levantó la vista, yo
vocalicé un simple gracias.
—Entonces está
decidido —dijo Zeus cuando el voto llegó a él—. A Mariana Esposito le será
concedida la inmortalidad, y se unirá a uno de nuestros hermanos, para gobernar
el Inframundo con él
por cuanto tiempo
como desee. —Y
cuando sonrió, sus
viejos ojos centellearon—. Bienvenida a la familia. Esta sesión del
consejo esta terminada.
La resolución en su
voz me confundió, y me dejó sin palabras, esperé mientras el consejo se ponía de pie y se dirigía hacia la
puerta. Algunos —Artemisa, Hefesto, Atenea, Hestia, incluso Dioniso— apretaron
mi hombro o me dieron una palabra de estímulo cuando pasaron. Afrodita sonreía
ampliamente. Otros, particularmente Hera, no dijeron nada cuando se fueron.
Hermes, también pasó
sin una palabra, sus hombros encorvados y su cabeza cabizbaja.
Recordando su
asentimiento y pensando en lo que eso debía haberle costado, quería llegar a
él, pero estaba congelada en mi taburete, incapaz de moverme, con miedo de que
todo eso se destruyera y se revelara por sí mismo para ser nada menos que un
sueño.
Pronto sólo quedamos
tres de nosotros. Yo, Peter y mi madre. Artemisa se puso de pie una vez que los otros se
habían ido y, sin una palabra, me
envolvió en sus brazos,
abrazándome suavemente. Apoyé mi mentón en su hombro y enterré mi nariz en su
cabello. Manzanas y Fresas. En realidad era ella.
No sé cuanto tiempo me sostuvo, pero para el momento en que nos dejamos ir una a
la otra, mi pecho dolió y caí en la mitad del taburete. Artemisa me
ayudó a enderezarme, pero fue Peter a unos cuantos metros de distancia quien
captó mi atención.
—Fue... —Hice una pausa y aclaré mi garganta, odiando
lo pequeña que sonó mi voz—. ¿Fue una cosa buena o una mala?
Peter dio un paso
junto a mí y ambos, él y mi madre, suavemente me ayudaron a ponerme de
pie.
—Pasaste —dijo él—. Espero que estés contenta.
Contenta no era
exactamente la palabra para eso. Confundida, sí. Tambaleante, seguro. Y no iba
a estar contenta hasta que entendiera qué había pasado.
—Él dijo
que fallé —dije,
tambaleándome sobre mis
pies—. ¿Cómo
pude pasar después que fallé?
—Era la séptima
prueba, cariño —dijo mi madre—. No
fallaste con la lujuria. Incluso si no lo hubieras amado, Peter se aseguró de que todos
fuésemos conscientes de lo que pasó.
Esto sólo era el
consejo probando tu orgullo. Al aceptar tú fracaso a pesar de que querías quedarte,
y respetar la decisión del consejo, tú mostraste humildad.
—Y por mostrar
humildad, pasaste la prueba final —dijo Peter.
—Así que... —Me
detuve, odiando que me sentirme tan lenta y estúpida, pero se sentía tan bien
que fuera verdad.
—¿Qué significa eso?
¿Qué va a pasar ahora?
Peter aclaró su
garganta.
—Eso significa, que estaremos casados al
atardecer.
Comenzamos hoy con el desenlace de esta novela, ya no nos queda casi nada espero que les gusten estos capitulos, para mi son los mas importantes y bonitos, nosé yo creo que los finales siempre son importantes y la parte mas triste pero bonita a la vez, ahora les subo otro.
Besos
@heartespos
1 comentarios:
Lo raro sería k no esté desconcertada
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