Capitulo 43
—A veces, cuando pueden ser útiles —dijo—. La gran mayoría de las veces,
son enviados al más allá.
—¿Qué es el más allá?
—El Inframundo, donde las almas permanecen para la eternidad.
—¿Hay un cielo, entonces?
Sus dedos lentamente envolvieron mi brazo desnudo y, automáticamente, me
apoyé en él.
Tal vez mi madre había tenido razón, tal vez había él había sido tan distante
porque tenía miedo de que yo no pudiese lograrlo más allá de Navidad. O tal
vez sólo estaba tratando de confortarme. De cualquier manera, el contacto
era cálido y yo lo deseaba.
—Al principio había muchas creencias diferentes, por lo que el reino estaba
poco definido —dijo, su voz adquirió un tono clínico—. Luego vinieron las
religiones más importantes, y con ello se formaron el Tártaro y los Campos
Elíseos, entre otros. A partir de entonces, mientras las religiones crecían... —
Hizo una pausa, como si estuviera eligiendo sus palabras con mucho
cuidado—. La vida después de la vida es cualquier cosa que el alma crea o
desee ser.
Las infinitas posibilidades nadaron a través de mi mente, haciéndome marear.
—¿Eso no lo hace complicado?
—Sí, lo hace. —Esta vez me devolvió la sonrisa—. Es por eso que no puedo
gobernar solo.
Hermes me ha estado ayudando temporalmente.
Mi estado de ánimo de inmediato se volvió agrio.
—Si no puede gobernar solo, entonces, ¿cómo se supone que él lo haga si tú
desapareces?
Peter paró y, por un momento, temí que se retiraría. Yo puse mi mano sobre la
suya, y él me contestó:
—No lo sé. Si es así, ya no será mi preocupación. Teniendo en cuenta cómo
ha actuado contigo, especulo que intenta pedirte, pero en cuanto a las reglas
del consejo, la decisión será inapelable. Si no pasas por mí, no pasarás por él.
La posibilidad de que Hermes me gustara lo suficiente para tenerlo conmigo por
la eternidad tal como Peter me había ofrecido, nunca se me habían
ocurrido. Tomé un respiro, tratando de evitar sentir inquietud. Peter no era
necesariamente correcto… Hermes y yo éramos sólo amigos, si acaso. Él lo
sabía. Los dos lo hacían.
—¿Qué haría yo? Quiero decir, si yo paso… ¿cómo funciona esto?
—Es un trabajo, al menos la mayoría lo es —dijo Peter, y pude ver las luces del
árbol reflejadas en sus ojos—. Gran parte de esto es hacer solucionar los
conflictos, o cuando un alma está indecisa, les ayudamos a llegar a un
mayor entendimiento. Nosotros no interferimos a menos que el alma crea
que será juzgada.
—¿Y qué pasa con ellos? —dije, tratando de recordar lo que era mi madre.
¿Metodista?
¿Luterana? ¿Presbiteriana? ¿Importaba?
—Depende únicamente de su estructura de creencias —dijo Peter—. Si creen
que van a estar caminando en una forma humana, entonces eso es lo que
ocurre. Si creen que van a ser nada más que una bola de luz y calor, entonces
así será.
—¿Qué pasa si lo que creen y lo que quieren son dos cosas diferentes? —Allí también entramos nosotros.
Estaba en silencio. La perspectiva de pasar el resto de la eternidad por
encima de los muertos parecía imposibles, como una cosa lejana que nunca
llegaría, y yo no estaba tan segura de quererlo. Yo no estaba haciendo esto
por el trabajo o incluso la inmortalidad.
Después de ver a Peter, no me podía imaginar cómo podría ser estar solo por
siempre, y no estaba mirando hacia adelante para experimentar.
—¿Qué pasa si no puedo manejarlo? —dije—. ¿Qué pasa si fallo
miserablemente y tienes que buscar a alguien más?
Le tomó un largo momento responder.
—Para eso son las pruebas. Ya yo hice mi parte escogiéndote y creo que
eres capaz de manejarlo. Mis hermanos y hermanas te prueban porque
con esta tarea viene una gran responsabilidad, y no hay margen para el
error. Si no puedes hacerlo, entonces no lo haces.
Es simple.
No había nada sencillo al respecto, pero no podía concentrarme en lo que
pasaría después, mientras todavía tenía que llegar a la primavera. Incluso si
pasaba todas las pruebas, si no les gustaba al consejo, toda esta
especulación no tenía sentido. Yo ya tenía un voto en contra con Hermes.
Si se necesitaba una decisión unánime, ya estaba perdida.
—¿Peter? —dije en voz baja. Se quedó mirando hacia delante, al árbol—.
Sabes que yo quiero pasar, ¿verdad?
—Llegué a esa conclusión, dado que todavía estás aquí. —No hice caso de su
sarcasmo. Su mano estaba caliente por debajo de la mía y me la apretó.
—No es sólo por mi madre. Es por ti, también. Sé que has estado intentándolo
durante un tiempo muy largo, y sé que sólo soy otra niña tonta tratando de
ayudar, y sé que piensas que voy a fallar, pero… me gustas, Peter, y estoy
haciendo esto por ti, ¿de acuerdo? Yo no quiero que te desvanezcas.
A pesar de que él no me miraba, yo podía ver sus labios torciéndose en una
sonrisa sin alegría.
—Nunca podrías ser sólo otra niña tonta —dijo—. No quiero influenciarte
o hacértelo más difícil de lo que ya debe ser, pero no pienses que no me
importa lo que te suceda, Lali.
Tal vez sea imposible que alguien ocupe el lugar de Perséfone, pero si fuera el
caso, nadie está libre de faltas. Si alguien es capaz de hacerlo, estoy seguro
de que eres tú.
—Entonces, por favor no te rindas —le dije—. Nunca voy a ser Perséfone,
eso lo sé, pero… podríamos ser amigos. Y no tendrías que estar solo nunca
más.
Peter miró hacia otro lado, ocultando su rostro completamente de mi vista.
Pero cuando habló, su voz era apretada, como si estuviera luchando para que
fuera firme.
—Me gustaría mucho eso —dijo, y solté el aliento dándome cuenta de que lo
había estado conteniendo y me había soltado de su agarre. No me miró, pero
retiró su mano hacia su regazo.
—¿Te puedo dar mi regalo ahora? —dije—. Te prometo que no está
envenenado.
Él premió mi broma de mal gusto con una media sonrisa irónica. Me
desenredé de las mantas, me metí debajo de la cama para recuperar un
paquete grande envuelto en oro y se lo di. Para mi sorpresa, había un presente
donde había estado sentada momentos antes.
Dejen abajo sus twitters así le aviso cuando suba!
Besos
@heartespos
1 comentarios:
K seco k es Peter ,ya no sé si es x miedo a k ella le pase algo ,y quiere k sea su compañera ,o xk sigue viviendo con el recuerdo d Persefone.
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