Capitulo 47
Esto la hizo prestar
atención. Girándose alrededor, ella me miró con la boca abierta.
—Así es como va —dije
con vehemencia—. Cualquiera de los dos, o Apolo es inocente y Dioniso fue quien lo
atacó, o Apolo es culpable y Dioniso se defendía. ¿Siquiera te importa, o simplemente estás
molesta porque perdiste un juguete?
Hirviendo,
comencé a pasearme de arriba a abajo en
la habitación. No podía recordar la última vez que estuve
así de enojada en mi vida.
—Lo entiendo, estás
muerta, tu vida terminó y te diviertes mientras puedes. Pero esto ya no es
divertido, no para
nadie más que
tú, estás jugando
con estos chicos
como si estuvieran aquí sólo para
entretenerte. Actúas como si nadie más importara en la relación excepto tú
consiguiendo lo que quieres, y ahora Dioniso está muerto por ti.
—¿Me estás culpando?
—dijo—. Pero yo no lo maté.
—Tú no lo cortaste en pequeños trozos, pero
eres la razón de que ocurriera. —Me detuve frente a
la cama, corriendo
mis dedos por
mi pelo—. Artemisa
quiere que te
vayas.
Francamente, si
todo lo que
vas a hacer
es perder el
tiempo durmiendo con
todos los chicos en la casa y a
actuar como que el mundo gira a tu alrededor, entonces yo también lo quiero. Eres inútil
aquí. Lo único que has hecho es discutir con Artemisa y matar a Dioniso.
En el momento en que
lo dije, me arrepentí, pero no podía retirarlo. Era la verdad, o por lo menos una exageración
de la misma. Pero cuando miré a Afrodita, vi a una chica asustada que era mi amiga, no a la
odiosa prostituta, egoísta que había pintado. Mi estómago se retorció,y la culpa me inundó
tan rápido que sentí que me estaba ahogando.
—Peter te
permitió permanecer aquí
porque somos amigas
—logré decir, y
cuando estuve más tranquila,
mi voz tomó lo frío de la acusación—. Y lo somos, Afrodita, o al menos eso creí. Pero él
corrió ese riesgo por mí, y todo lo que has hecho es conseguir que uno de sus hombres muriera y
volver a otro un asesino. ¿Tienes alguna idea de lo terrible que me hace sentir?
Afrodita me miró
fijamente, su labio inferior temblaba.
—Estás celosa
—susurró—, porque estás atascada con Peter para toda la vida, mientras que yo
puedo estar con
quien yo quiera.
Reconoce que la
única razón por
la que estás actuando de esta
manera es porque yo tengo una opción y tú no.
La fulminé con la
mirada, tratando de ignorar la forma en que sus palabras resonaron en mi mente. ¿No había
estado pensando en lo mismo unos meses antes? Pero yo no iba a dar a Afrodita la satisfacción
de pensar que tenía razón. No la tenía, ya no.
—No trates de voltear
esto hacia a mí —le dije—. Yo tenía una
opción, y ya decidí. Más importante, estoy
feliz con mi
decisión, y estoy
haciendo todo lo
posible para vivir conforme a ella. No
estoy celosa de ti, Afrodita. Me das vergüenza.
El dolor
en sus ojos
era horrible de
ver, pero me
obligué a seguir. Artemisa tenía que comprender que
había límites, y
hasta que dejara
de hacer daño
a otros, yo
no podía mantenerme al margen
y sólo observar como lo hacía.
—Quédate en Eden el
tiempo que quieras, pero no te atrevas a acercarte a mí, o Artemisa, o a Apolo, o a cualquier
otro hombre en este lugar de nuevo, ¿me entiendes? Déjalos en paz.
Déjame a mí en paz. Tengo suficiente a lo que hacer
frente en este momento sin tener que asegurarme de que no
mates a nadie.
Me hubiera
arrepentido si la hubiese mirado, así que salí de la habitación y pasé a Peter,que me
siguió sin palabras
hasta mi habitación.
Quería cerrar la puerta,
pero él estaba detrás de mí. Pogo y
Hera se acurrucaban aún juntos en el suelo, y la almohada que pateé no los golpeó
por unos centímetros.
—¿Y ahora qué? —dije,
dirigiéndome a Peter—. ¿Nos sentamos aquí y hablamos sobre lo que pasó? ¿Somos los
jueces? ¿El jurado? ¿Qué pasa ahora?
—Nada —dijo, rascando
a Hera detrás de las orejas—. Ya has tomado tu decisión.
Hice una pausa.
—¿Qué?
—Avfrodita no tendrá ningún
contacto romántico con los hombres, ni tendrá ningún contacto contigo o con
Artemisa —dijo peter, y se sentó en la
cama—. En cuanto a Apolo, no puedo pedirte que hagas un
juicio. Todavía no.
—¿Por qué no? —dije,
mi garganta seca con la idea de que no volvería a ver a Afrodita otra vez. Después
de todo lo
que habíamos pasado
desde septiembre, me
sentí como si le hubiera fallado. Pero en cierto modo, ella misma se
había fallado, ¿no? En realidad sabía que no era
su culpa, no
podía haber previsto
que esto pasaría.
Sin embargo, había sido descuidada, y yo
estaba allí, y la dejé serlo. Esto estaba sobre mis hombros, también. Pero no importa de quién
era la culpa, Dioniso todavía estaba muerto.
—Debido a que aún no
tienes la capacidad de ver a través de una mentira. —Caminó hacia mi armario, y empezó
a recoger la ropa como si estuviéramos hablando del tiempo o algo mundano.
Levanté las
cejas.
—¿Tú si?
Él no me hizo
caso.
—Tampoco tienes
el poder para
ir al Inframundo
y preguntarle a Dioniso.
Afortunadamente, eso
no será necesario. Ya sé lo que pasó.
Abracé a
Pogo contra mi
pecho, encontrando consuelo
en su cuerpo
caliente. No quería preguntar, temiendo
la posibilidad de
que Apolo fuera
culpable. Peter podría
buscar a través de mi armario
para siempre, y me diría tarde o temprano, así quisiera oírlo o no.
Pasó un minuto y,
finalmente, puso un par limpio de jeans y un suéter blanco en la cama.
—Apolo está
diciendo la verdad
y, por lo
tanto, no va
a ser procesado
legalmente. Tu castigo para Afrodita es
apropiado, y no hay necesidad de que yo intervenga. Voy a instruir a los demás para
asegurarme de que sigan tus restricciones, y eso será el final de todo.
Asentí con
la cabeza, aturdida.
Dejando a Pogo
en el suelo,
me quité la
ropa detrás del biombo en
la esquina. No
había nada más
que hablar, y
el peso de
mi juicio caía pesadamente sobre mis
hombros. ¿Había hecho lo correcto, o
había reaccionado con ira?
¿Y cómo Afrodita que ya
estaba tan sola en esta casa sobreviviría al ser separada de Apolo y de mí así?
—Te veré en el
desayuno entonces —dijo Peter, aunque el pensamiento de la comida fue suficiente para
hacerme tener náuseas.
Oí la puerta abrirse,
pero no cerrarse. Todavía distraída por la idea de lo que había hecho a mi única amiga en la
Mansión Eden, me abroché los vaqueros y salí de detrás del biombo,sólo para
ver que Peter seguía allí. Tenía
los hombros agobiados
por alguna carga invisible, y él se
metió las manos en los bolsillos, luciendo tan similar a cómo había estado en la habitación de
Perséfone, que una sacudida de miedo me recorrió el cuerpo. Pero sus
ojos no estaban
amortiguados como lo habían estado tantas semanas atrás, estaba cansado,pero no se había dado
por vencido.
—Lo que hiciste hoy
nunca es fácil —dijo—, pero era necesario. No me puedo imaginar lo difícil que
es para ti, especialmente si consideras a Afrodita tu amiga.
—Era mi amiga —le susurré,
pero no estaba segura de si él me escuchó.
—No te sientas
culpable por ello. Sus acciones no son suyas. No me arrepiento de haberla invitado
aquí, sabiendo que ella, hasta ahora, había sido buena compañía. Tu seguridad y
felicidad son lo que más me importa.
Asentí con
la cabeza y
él se fue.
Echando un vistazo
a la reflexión
que me había
dado, ahora sentada sobre
mi mesa de
noche, me sentía
aún más culpable
que antes. No importaba cuán culpable fuera ella, si ni
siquiera podía proteger a Afrodita, ¿cómo iba a poder hacer lo mismo por Peter?
Incluso si
esto no había
sido una prueba,
todavía había varias
por venir. La
palabra incorrecta, la idea
errónea, la acción
equivocada, y todo
habría terminado. La
vida de Peter no
era menos frágil
que la de Dioniso, o
incluso la de
mi madre, y
sentí que comenzaba a
agrietarme bajo el
peso de luchar
por él. Peter
se mantenía al
margen porque yo le había obligado, yo le obligaba a prestar atención,
pero no podía hacer que le importara. Yo era la única luchando por él, y ya no
estaba tan segura de estar preparada para el reto.
Besos
@heartespos
2 comentarios:
Aaaah me muerooo!!!
Dioooss aaah..
Afrodita es tonta o q???hizo muy bien Lali..
Por qué Peter es tan helado??
Parece al señor frizer de Floricienta!!
Jajajaja..ya espero el prox cap..
Besos desde Italia :)
@pl_mialma
Peter dio x acertadas las decisiones d Lali.
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