Prólogo

—¿Cómo pasó esta vez?
Peter se tensó con el sonido de su voz, y apartó sus
ojos del cuerpo sin vida
en la cama el tiempo suficiente para mirarla. Demeter estaba de pie en la puerta, su mejor amiga, su confidente, su familia en todos los
sentidos, excepto por la sangre, pero incluso su presencia no ayudó a frenar su
temperamento.
—Se ahogó —dijo Peter, volviéndose hacia el
cuerpo—. La encontré flotando en el río esta mañana.
No oyó a Demeter moverse hacia él, pero sintió su mano
en su hombro.
—¿Y todavía no sabemos…?
—No. —Su voz fue más fuerte de lo que él pretendía, y
se forzó a suavizarla—. No hay testigos, no hay huellas, no hay rastros de nada que
indique que no saltó en el río porque quería.
—Tal vez lo hizo —dijo Demeter—. Tal vez entró en
pánico. O tal vez fue un accidente.
—O tal vez alguien le hizo esto. —Él se alejó,
paseando por la habitación en un intento de llegar lo más lejos del cuerpo como fuera posible—. Once
chicas en ochenta años. No me digas que fue un accidente. Ella suspiró y rozó las yemas de sus dedos a través de
la pálida mejilla de la chica.
—Éramos tan cercanos a ésta, ¿no?
—Bethany —espetó Peter—. Su nombre era Bethany, y ella
tenía veintitrés años. Ahora por mi culpa, ella nunca presenciará los veinticuatro.
—Ella nunca los hubiese tenido si hubiera sido la
elegida.
La furia se
levantó dentro de
él y amenazó
con rebosar, pero
cuando la miró
y vio compasión en sus ojos, su ira se evaporó.
—Ella debería haber pasado —dijo él firmemente—.
Debería haber vivido. Pensé…
—Todos lo hicimos.
Peter se hundió en una silla, y ella estaba a su lado
en un instante, frotando su espalda con el tipo de gesto maternal que él esperaba de ella.
Él enredó sus dedos en su oscuro cabello, sus hombros encorvados con el peso familiar
del dolor. ¿Cuánto más de esto tenía que soportar antes de que ellos finalmente lo
liberaran?
—Todavía hay tiempo. —La esperanza en la voz de Demeter le apuñaló, más doloroso que cualquier otra cosa que hubiese sucedido esa mañana—.
Aún tenemos décadas…
—He terminado.
Sus palabras resonaron en la habitación mientras ella
se detuvo junto a él, su respiración de repente irregular y desigual. En los segundos que
le tomó a ella responder, él consideró aceptarlo
de nuevo, prometiendo
que lo intentaría
de nuevo, pero
no pudo. Muchas
ya habían muerto.
—Peter, por favor —susurró ella—. Quedan veinte años.
No puedes haber terminado.
—No hará ninguna diferencia.
Ella se arrodilló frente a él y tiró sus manos hacia
su rostro, forzándole a mirarla y ver su miedo.
—Me prometiste un siglo, y me darás un siglo,
¿entiendes?
—No voy a dejar que otra muera por mí.
—Y yo no voy a dejar que desaparezcas, no así. No si
tengo algo que decir al respecto.
Él frunció el ceño.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Encontrar a otra chica que esté
dispuesta? ¿Traer a otra candidata a la mansión cada año hasta que una pase? ¿Hasta que
una logre pasar la Navidad?
—Si tengo que
hacerlo. —Ella estrechó
sus ojos, con
una determinación irradiando
de ella—. Hay otra opción.
Él apartó la vista.
—He dicho que no. No estamos hablando sobre eso de
nuevo.
—Y yo no
voy a dejarte
ir sin dar
pelea —dijo—. Nadie
más podría sustituirte
sin importar lo que diga el consejo, y te amo demasiado
para dejar que te rindas. No me dejas otra opción.
—No lo harías.
Ella se quedó en silencio. Empujando silla a un lado, Peter se levantó, apartando
su mano de la de ella.
—¿Podrías hacerle eso a una niña? ¿Traerla a este
mundo sólo para forzarla a todo esto?
—Él señaló hacia el cuerpo en la cama—. ¿Podrías hacer
eso?
—Si eso significa salvarte, entonces sí.
—Ella podría morir. ¿Entiendes eso?
Sus ojos brillaron, y ella se puso de pie para
enfrentarse a él.
—Entiendo que si no lo hago, te perderé.
Peter se apartó de ella, luchando por mantenerse a sí
mismo unido.
—Eso es un gran sacrificio.
Demeter giró su cara para que le afrontara.
—No —espetó ella—. No te des por vencido.
Él parpadeó, sorprendido por la intensidad de su voz.
Cuando abrió su boca para contestar, ella lo detuvo antes de que pudiera hablar.
—Ella podrá elegir, lo sabes tan bien como yo, pero
pase lo que pase, ella no se convertirá en eso, te lo prometo.
—Demeter hizo un gesto hacia el cuerpo—.
Será joven, pero no será tonta. Peter se tomó
un momento para pensar en algo para contestar y, cuando lo hizo, sabía que él se aferraba a una falsa esperanza.
—El consejo nunca lo permitiría.
—Ya les he
preguntado. Mientras esto
caiga dentro del
límite de tiempo,
me han dado permiso.
Él apretó sus dientes.
—¿Se lo pediste sin consultarme primero?
—Porque
sabía lo que
dirías —dijo—. No
puedo perderte. No
podemos perderte. Somos todo lo que tenemos, y sin ti… por favor, Peter.
Déjame intentarlo. Peter
cerró sus ojos.
No tenía otra
opción ahora, no
si el consejo
accedía. Trató de imaginarse cómo podría lucir la chica, pero cada vez
que trataba de formar una imagen, el recuerdo de otro rostro entraba en su camino.
—No podría amarla.
—No tendrías que hacerlo. —Demeter le dio un beso en la
mejilla—. Pero creo que lo harás.
—¿Y por qué lo crees?
—Porque te conozco, y sé los errores que cometí antes.
No los repetiré una vez más.
Él
suspiró, su resolución desmoronándose mientras ella
le miraba fijamente,
con un silencio suplicante. Sólo eran veinte años; él podía
hacerlo hasta entonces si eso significaba no lastimarla más de lo que ya lo hacía. Y esta vez,
pensó, mirando el cuerpo en la cama una vez más, no repetiría los mismos errores tampoco.
—Te extrañaré cuando te vayas —dijo él, y sus hombros
cayeron con alivio—. Pero esta será la última. Si ella falla, terminé.
—Está bien —dijo ella, apretando su mano—. Gracias, Peter.
Él asintió, y
ella lo soltó. Mientras
caminaba hacia la puerta, ella también miró hacia
la cama, y Peter
se juró a
sí mismo que
esto no volvería
a suceder. Sin
importar lo que sucediera, pasara o fallara, esta viviría.
—Esto no es
tu culpa —dijo
él, sus palabras
se desplomaron antes
de que pudiera detenerse—. Lo que pasó… yo lo permití. No tienes la
culpa.
Ella hizo una pausa, se enmarcó en la puerta, y le dio
una sonrisa triste.
—Sí, la tengo.
Antes de que él pudiera decir otra palabra, ella ya se
había ido
continuará..
Re contra sorry por no haber subido antes, pero la verdad es que no tenia tiempo estoy de vacaciones y tengo muchos amigos que me necesitan jajaja (me creo mil, no mentira) prometo mañana subir ya el primer capítulo. Besos!
continuará..
Re contra sorry por no haber subido antes, pero la verdad es que no tenia tiempo estoy de vacaciones y tengo muchos amigos que me necesitan jajaja (me creo mil, no mentira) prometo mañana subir ya el primer capítulo. Besos!
1 comentarios:
Me gusto mucho!1
Espero el primer capítulo!
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