viernes, 18 de julio de 2014

Capitulo 19


Mis  habitaciones  eran  sorprendentemente  cómodas.  A  diferencia  del  resto de  la casa,  no  parecían  estar  demasiado  preocupados  de  que  todo  el  mundo  que tratara con ellos supieran que eran parte de una familia muy rica y poderosa. El lugar donde estaba mi habitación era relativamente modesto, el único lujo real era la cama, que era enorme y con dosel y exactamente del tipo que siempre había soñado tener. Una parte de mí se preguntaba si Peter lo había sabido, también.
Todo el mundo parecía saber que yo estaba allí, como si fuera alguien famoso. Había oído susurros y risas de vez en cuando desde el otro lado de mi puerta, y cuando miraba por la ventana a la gran bahía, podía ver algunos de los trabajadores mirándome fijamente, como si  ellos supieran  que los  estaba  observando.  No  me  gustaba  ser  el tema  de los  chismes, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto, excepto cerrar las cortinas y enterrar mi cabeza en una pila de almohadas.
El día pasó rápidamente, y no  pasó mucho tiempo antes de que Hestia me trajera la cena.
Aún me molestaba que ella no me hubiera advertido que era parte de esto antes, así que murmuré  mi  agradecimiento  sin  mirarla  y  me  negué  a  responder  a  ninguna  de  sus preguntas. Lo que estaba haciendo no era un secreto de todos modos.
Cuando se fue, tomé la comida, muy preocupada por lo que fuera a pasar por la mañana para comer. Si bien no estaba confinada en mi habitación, no tenía mucho más que hacer, al menos por ahora, no cuando me di cuenta lo fácil que sería para mí perderme.
Pero no importa cuán buena fuera la habitación o lo amable que fuera el personal, o incluso la  comida,  lo  cierto  es  que  yo  era  esencialmente  una  prisionera.  Pensé  en  Hermes  y  me pregunté  cuánto  tiempo  había  esperado  en  la  puerta  y  si  había  ido  a  ver  a  mi  madre después.  Los  seis  meses  parecían  extenderse  para  siempre  delante  de  mí,  sin  final  a  la vista... ¿él cumpliría su promesa? ¿Estaría allí cuando esto terminara, o habría cambiado?
En el fondo, yo sabía que iba a estar allí. No merecía un amigo como él.
¿Pero mi madre todavía estaría al final, también?
¿Mantendría Peter su promesa? ¿Incluso era capaz de ello? Quería creerlo, creer que ese tipo de cosas eran posibles, porque si realmente podía  mantenerla  con vida, entonces tal vez no tendría que decir adiós, sino hasta que fuera mi hora de morir, también. O tal vez sería capaz de mantener su vida el tiempo suficiente para que se encontrara una cura. No pude salvar a Afrodita, pero todavía había esperanza para mi madre, y no importaba lo que me costara, valdría la pena.
No  recordaba  haberme  quedado  dormida,  pero  cuando  abrí  los  ojos,  ya  no  estaba  en  la
Mansión Eden. En lugar de eso estaba tumbada en una manta en medio de Central Park, mirando hacia un cielo despejado de verano, el calor del sol en mi cara.
Me  senté, confusa,  y miré  a mí  alrededor. Había una  cesta de  picnic  junto a  mí, y  otras personas estaban esparcidas por el césped disfrutando de sí mismos. Sheep Meadow.
Era mi lugar favorito en todo el parque, a la vista del lago, pero lo suficientemente lejos de lo peor de  las trampas para turistas, así no se sentía artificial. Mi madre y yo no habíamos podido  venir  aquí  en  años.  Empecé  a  ponerme  de  pie,  decidida  a  averiguar  qué  estaba pasando, cuando mi boca cayó abierta.
Mi madre, viéndose más saludable de lo que la veía desde hace diez años, mucho antes de que el cáncer la afectara, caminó  hasta la suave pendiente, llevaba  una  falda larga y  una blusa que fluía, que no había visto desde que ella adelgazó demasiado como para usarla.
— ¿Mamá?
Ella sonrió... una sonrisa real, no una débil sonrisa o el tipo de sonrisa que ponía cuando estaba tratando de ocultar la cantidad de dolor que tenía. 
—Hola, cariño. —Ella se sentó a mi lado y me besó en la mejilla.
Todavía vacilé un momento, demasiado  aturdida para moverme, pero cuando  finalmente asimilé que ella estaba allí, sana y brillante y siendo mi madre de nuevo, eché los brazos alrededor de ella, abrazándola con fuerza e inhalando su familiar olor. Manzanas y fresas.
Ya no era frágil, y ella se abrazó a mí con la misma fuerza.
— ¿Qué está pasando? —le dije, tratando de mantener mis ojos secos.
—Vamos a  tener  un  picnic.  —Ella me soltó y  comenzó  a  desempacar la canasta.  Estaba llena de mis comidas favoritas de cuando era niña, sándwiches de mantequilla y mermelada de  maní,  mandarinas  en  rodajas,  macarrones  con  queso  envasados  en  recipientes  de plástico,  y  un  budín  de  chocolate  suficientemente  grande  para  atender  a  un  pequeño ejército. Lo mejor de todo, sacó una caja de baklava tal y como ella siempre lo hacia. Lo observé con asombró, preguntándome lo que había hecho para merecer un sueño increíble,
a pesar de que se sentía demasiado real  para ser uno. Podía sentir  cada brizna  de hierba bajo  mis  manos,  y  la  cálida  brisa  rozaba  las  puntas  de  mis  cabellos  contra  mis  brazos desnudos. Era como si estuviéramos realmente aquí
Y entonces un pensamiento se infiltró a través de mi mente, y la miré con suspicacia. 
—¿Peter te ha traído aquí?
Su sonrisa se ensanchó. 
—Es adorable, ¿no?
Tragué una bocanada de aire, y todos los malos pensamientos que había tenido acerca de Peter  salieron  volando de mi cabeza. Él  mantuvo  su  promesa.  Más  que  eso,  realmente podía hacerlo. 
— ¡Es un sueño, entonces? ¿O es que... es real? 
Ella  me  dio  un  envase  de  macarrones,  junto  con  una  mirada  que  sólo  mi  madre  podría hacer. 
— ¿Hay alguna regla que yo no conozca que diga que no puede ser ambas cosas a la vez?
Un sentimiento de esperanza irracional me llenó. 
— ¿Es verdad lo que él dice?
— ¿Y qué sería eso? —dijo, desenvolviendo un sándwich.
Solté todo lo que había sucedido desde que llegamos a Eden. El ver a Peter, después de casi  chocar  contra  una  vaca  imaginaria...  la  noche  en  el  río  y  la  forma  en  que aparentemente había resucitado a Afrodita... el trato que había hecho, y la forma en que Hermes había  tratado  de  pararme,  la  visita  de  Peter,  y  la  muerte  de  Afrodita  al  día  siguiente,  mi decisión de ir a la Mansión  Eden para tratar de salvarla, y finalmente el trato que había hecho con Peter. De repente, quedarme con él durante seis meses no parecía tan malo, no,

si podía ver a mi madre todas las noches.

Continuará... 

0 comentarios:

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP