Capitulo 20
– ¿Te gusta que te folle
así?
– ¡Oh joder, sí!
Y su gemido ronco, largo
y como aliviado me indican que le gusta… que me guste. Y le debe gustar mucho
porque se incorpora ligeramente, apoyando sus antebrazos junto a mi cara, y
comienza a penetrarme rápido, duro, gruñendo y agarrando con fuerza mis manos.
–Dios, Lali ¡me corro!
Y se corre; cayendo
totalmente sobre mí, aplastándome, sin que me queden fuerzas ni de rechistar.
Antes de que pueda
pararme a pensar qué viene ahora, él empieza a besarme el cuello muy
lentamente. Y la mejilla. Y sale de mí cogiendo y tirando el condón y me doy la
vuelta. Se pone encima de mí y me mira sonriendo.
–Desde luego es cierto
que todo lo bueno se hace esperar.
–No has tenido que
esperar mucho, mojabragas.
Me da un besito riendo.
–Llevo toda mi vida
esperándote.
Oh. Me da otro besito.
Y el besito se convierte
en un beso.
Y el beso en EL BESO.
Y sin darme cuenta,
estoy restregándome contra su creciente erección, alzando mis piernas y
rodeando con ellas su cintura. Al calor de mi sexo, su pene se endurece
rápidamente ¡Joder Peter! Y antes de que mi mano
llegue a su miembro, Peter me besa salvajemente, comiéndome la boca y
refrotando su erección contra mi sobrexcitado sexo. Él se estira, coge un
condón de la mesilla y entre los dos lo ponemos. Nada más entrar en mí, se
mueve despiadado. No deja de mirarme a los ojos y de acariciarme suavemente,
pero sus caderas casi salen volando de las arremetidas que me da.
Los gemidos roncos sin
apartar los ojos el uno del otro me llegan al alma. Siento que me invade, no
solo su pene sino todo él. Le siento dentro, muy dentro de mí. Está en ese
lugar oscuro, reservado, que hacía años que nadie exploraba. Quizá incluso
nadie lo había explorado así. Ese lugar recóndito entre el corazón, el alma y
las entrañas. Y sé que estoy completamente enamorada. Es tan revelador que creo
que voy a llorar. Siento los ojos humedecidos pero no siento vergüenza ni
pudor, al revés. Me siento tan en confianza, tan en compenetración con él que
sencillamente me dejo llevar sin pensar. Y noto una lágrima rodando por mis
sienes mientras le abrazo fuerte y se mueve bruscamente sobre mí.
–Oh, Dios.
Abro los ojos presa del
pánico cuando caigo en la cuenta de que quizá él me esté mirando y se haya
asustado. Pero solo me mira profundamente, como emocionado y sorprendido. Me
besa otra vez deleitándome en su lengua; ese beso me dice muchas cosas y
ninguna es soez, lasciva ni puramente sexual.
No. Aquí hay más cosas. Y él lo
nota tanto como yo. Gritamos tanto que se nos ha oído hasta en la China seguro. La
clava brutalmente otra vez. De repente se yergue un poco y se agarra al
cabecero de forja.
Y descontrol absoluto
del movimiento.
Se mueve tan rápido y
tan bestia que creo que me eleva de la propia cama. Yo hago círculos con mis
caderas acompasando el movimiento, volviéndonos locos los dos. Los gemidos de
ambos se entrelazan y se ahogan en los besos que no para de darme. Cada
penetración tan animal es un paso hacia la gloria y tengo un orgasmo en menos
de que pueda siquiera pensarlo. Y al cabo de un par de minutos, otro más.
Increíble. Sublime. Y sigue.
–Oh sí, Lali, córrete
para mí. Quiero follarte sin parar y llenarte de orgasmos, joder.
Joder, yo también lo
quiero, cariño.
–Sí… fuerte. Muy fuerte.
Aprieta los dientes
sonriendo, me besa lascivamente y me penetra una y otra vez muy duro. Muy
fuerte. Clava sus ojos en mí, penetrándome también con ellos la mente y el alma
y grita a pleno pulmón mi nombre. Se mueve más duro y para de repente. Cae
todavía más si cabe sobre mí. Se destensa y sigue moviéndose despacito,
besándome el cuello, mientras acaba de eyacular y gemir y moverse y decir Lali, joder La.
Me besa. Besitos
tiernos. Poco a poco busco su boca, reviviendo, saliendo de algún sitio entre
la subconsciencia y el paraíso. Me abraza y acaricia mi nariz con la suya,
sonriendo. Otro besito más y se aparta ligeramente para salir de mí y quitarse
el condón. Cierro los ojos y le acaricio la cara. Acabas de echarme los dos
polvos más increíbles de mi vida, Peter. Quiero decírselo, pero no puedo ni
hablar. Le sonrío a cambio y él me sonríe a mí. Se tumba a mi lado. Está
sudando, me mira y me rodea con los brazos, atrayéndome hacia él.
–Si llego a saber que
sería tan increíble no te hubiera dejado salir de la cafetería aquella mañana.
–Si pudiera articular
palabra te diría que yo tampoco.
–Joder, Lali, por fin,
por fin te encontré.
Oh. Eso… oh.
Ronronea y me besa. Me da
una palmadita en el culo y se levanta hacia el baño. Yo me quedo tumbada boca
abajo en la cama, con la sensación de estar totalmente bien follada y con el
corazón contento lleno de alegría, como canta Marisol. Instintivamente agarro
su almohada y la huelo, como una perrita que quiere empezar a reconocer a su
hombre.
Estoy medio adormilada
entre sus brazos porque estoy agotada y ultra relajada. Pero antes de que me
duerma del todo notando sus caricias en mi espalda, Peter estira un brazo y
coge de la mesilla el paquete de tabaco y un cenicero. Enciende dos cigarrillos
y me da uno, acariciándome la cabeza y acurrucándome en su pecho. Mmm me lo
comería entero. Huele a hombre, a sexo y a colonia cara. Miro hacia arriba y
veo que por la ventana abuhardillada se dibujan dos tímidas estrellas. Es tan
ideal que creo que me voy a romper.
– ¿Lali?
– ¿Sí?
– ¿Por qué, por qué has
llorado antes?
Mierda.
– ¿Llorado? ¿Yo?
–No te hagas la ingenua
conmigo. No pasa nada pero me gustaría saber por qué.
–Ah, pues no sé. Sería
del placer y eso.
–No te creo. Te lo
preguntaré una vez más y quiero que seas sincera. ¿Por qué has llorado?
Echo una calada. Estoy
un pelín cabreada con esa contundencia y esa insistencia.
–Por lo mismo que tú
parecías emocionado.
Se queda callado. Creo
que no lo esperaba. Sonríe. Sonríe mucho. Joder, pezones quietos, coño, que
estamos en un punto serio y no es momento de reivindicar boca. Apaga su
cigarrillo y yo hago lo mismo. Deja el cenicero en la mesilla. Qué tensión, no
abre la boca. Se tumba frente a mí y se apoya la cabeza en una mano. Me
acaricia la espalda y me besa. Ay.
–Me gustas. Me gustas
mucho, Lali. Me gusta estar contigo y me gusta besarte. Me gusta hacer el amor
contigo y me gusta lo que siento cuando lo hago. Son cosas nuevas para mí.
Cosas que llevo mucho tiempo buscando.
Espero que sí sea por lo mismo que yo.
Me quedo sin palabras.
Ahogo un suspiro y le beso muy profundo y muy tierno. No me sale de otra forma.
–Por lo mismo, Peter.
–Sé que esto no es nuevo
para ti pero no me importa. Quiero descubrir las cosas contigo y hacer que tú
las redescubras conmigo.
Sonrío tanto que creo
que mi cara se va a quedar paralizada. Tiene razón. No son cosas del todo
nuevas para mí. Del todo. Porque hay algo aquí que es muy diferente. No quiero
pensar en Marcos, no quiero comparar las relaciones, así que solo diré que aquí
hay algo mucho, mucho más… distinto.
–Me gusta tu plan.
Sonríe y me besa.
– ¿Sí, eh?
–Sí. Pero tengo una
condición.
–Pide por esa boquita
del pecado.
Me saca la lengua y me besa.
Cabrón. Me río.
–No quiero que veas a
nadie más.
Me mira sorprendido. Muy
perplejo. Oh, oh. ¿Qué pensaba, que íbamos a ser folloamigos? Me sube un
escalofrío de indignación por todo el cuerpo.
–Hombre, eso lo di por
supuesto cuando empezamos a quedar, ¿tú no?
Lo pregunta tenso. Le
sonrío dulcemente y le acaricio la cara.
–Sí, claro que sí. Solo
quería ser clara y estar segura. No lidio bien con las terceras personas.
Se relaja visiblemente.
Dios, estaba sorprendido por mi duda. Mi encoñamiento sube a ¿cuánto llevo ya?
¿Trescientos por cien?
–Lo entiendo, pero no
debes preocuparte de eso conmigo.
Y por alguna razón que
no comprendo, le creo. Me refiero a que con mis antecedentes esperaba que mi
siguiente relación fuera un hervidero de dudas, celos y sospechas, que la
desconfianza se apoderara de mí y me ahogara.
Pero con Peter no siento nada de
eso, al contrario. Sus gestos, sus palabras, sus acciones me hacen sentir
segura. Muy segura. Tanto que casi me asusta, pero ni eso. Es como si estuviera
derrumbando las altísimas murallas que me había construido sin ni siquiera
hacer ruido. Me acuerdo que eso es como la canción Halo, de Beyoncé y me
sonrío.
– ¿De qué te ríes?
– ¿Has escuchado la
letra de Halo, de Beyoncé, alguna vez?
–Pues… sé qué canción es
pero no sé la letra, ¿por? ¿Qué tiene que ver eso ahora?
Sonríe desconcertado. Ya
me conocerás Peter , y descubrirás que hago preguntas aparentemente sin sentido.
–Algún día te lo
explicaré. Pero ahora me muero de sueño.
Bostezo disimuladamente
y caigo en que quizá no quiera que me quede a dormir. Bueno él ha dormido dos
veces conmigo así que ¡qué cojones! Por si me quedaban dudas veo que menea la
cabeza negando, riendo.
–Qué voy a hacer
contigo…
–Eso mismo me dice
siempre Euge.
Sonríe, se acomoda a mi
lado y apaga la luz. Me doy la vuelta por costumbre. Marcos odiaba dormir
abrazados y yo llevo mucho tiempo durmiendo sola. Ni me doy cuenta hasta que él
me arrastra y me pega a él, envolviéndome.
–Ven aquí, coño. Qué
difícil eres.
–Eso mismo me dice
siempre Gas.
–Sí, pero tu culo es
mío; recuérdaselo.
Me dice riendo y me besa
el cuello.
–Perdona, bonito, pero
mi culo es solo mío. Y lo demás también.
–Ya no.
Me da un manotazo en el
culo. Jodido. Gime y cierro los ojos, no sin antes notar su mano dirigiéndose
de nuevo a mi sexo y oír un susurro que me electriza el cuello.
–Pero qué me das que
estoy tan borracho de ti.
Borracha de él es como
llego a casa al día siguiente por la tarde-noche. Ha insistido en que me
quedara a cenar y dormir pero en el fondo sabía que no iba a hacerlo. A parte
de por el sentido práctico: dícese ropa limpia, trabajo mañana, etc.; es que no
quiero ir demasiado rápido. Y ya estamos poniendo quinta.
Hemos pasado el fin de
semana juntos. De viernes noche a domingo. Y ha sido increíble. Sin parar de
hablar, de reír, de hacer el amor y de beber vino. Solo salimos el sábado para
ir a mi casa a coger algo de ropa limpia y para ir a cenar. El resto del tiempo
hemos estado encerrados en nuestro micro mundo paradisíaco. Y eso incluye el
dormitorio, la ducha e incluso la alfombra del salón bajo la chimenea humeante.
Un completo de clásicos en solo un día y medio. ¡Mi titán! Y aunque casi me ha
costado no quedarme ni a cenar hoy, creo que en el fondo él también se ha
sentido aliviado. Supongo que ninguno de los dos quiere acabar agobiados por
pasar tanto tiempo juntos.
Espero que les haya gustado mucho el capitulo me parece que ahora se pone un poco romantica la cosa
Besos
@onlyespos_
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