sábado, 27 de diciembre de 2014

Capitulo 17



A las diez menos cuarto de la noche salgo de mi pseudo despacho arrastrándome de cansancio. Como imaginaba ha sido un día más que agotador. Gas me ha tenido cual esclava a su merced y me ha hecho ir por toda la ciudad visitando clientes sin parar. Menos mal que uno de ellos era Betty y he podido parar cinco minutos a deleitarme en su juego de té de porcelana.

–Hoy te veo de mejor humor, querida. Parece que tu cita fue bien.
–Gracias, Betty. Sí, fue bien. Mire, le he traído el boceto que he pensado para…

–Deja de llamarme de usted por favor. Pon el boceto allí y cuéntame quién es él y qué ha hecho para devolverte la sonrisa.

Correrse por toda mi cosita.

–Oh, solo es alguien a quien conocí de casualidad hace unos días y… bueno.
– ¡Qué bien cielo! Las casualidades no existen y menos si hacen que sonrías así. Espero que os vaya muy bien.

–Solo nos estamos conociendo, supongo. A decir verdad ni siquiera sé si…
–Déjame adivinar, ¿miedo? ¿A ir demasiado rápido quizá? ¿A que él no quiera lo mismo que tú?

Yo debo pensar en voz alta y no me he enterado.

–Deja que te diga una cosa. El ritmo de las cosas lo marcas tú, querida. Si te asusta que todo vaya rápido, haz que vaya lento. Si te asusta que sea demasiado intenso, haz que sea más suave. Y si por lo que sea eres incapaz de regular lo que hay, es porque tiene que ser así de rápido y así de intenso, para bien o para mal.

Y eso me hace pensar. Y sin saber por qué empiezo a sincerarme con Betty.

–Estoy aterrada. Tengo pánico a enamorarme de un espejismo, a que él solo quiera sexo conmigo, o a que quiera algo más pero conforme me vaya conociendo deje de gustarle y me deje. Ya me dejaron por otra después de diez años. No quiero volver a eso.

Betty bebe un sorbito de té y me mira fijamente.

–Si te enamoras de un espejismo, llegará el día en el que te desenamorarás porque el espejo te es insuficiente. No sufrirás porque serás tú la que ponga fin. Si solo quiere sexo, ya tienes una oportunidad de demostrarle que tienes mucho más que ofrecer y hacer que él quiera conocerlo. Si te conoce y dejas de gustarle y te deja, lo pasarás mal un tiempo y luego conocerás a otro.

–Haces que suene muy fácil.
Sonrío.

–Es fácil. La que lo hace difícil eres tú. Querida, las cosas suelen ser todo lo difíciles que nosotros queremos que sean. No le des tantas vueltas y deja que la vida te lleve a donde te tenga que llevar.

Amo a Betty por encima de todas las cosas.

 Casualidad o no, al salir de casa de Betty miro mi móvil y tengo un mensaje que eleva mi sonrisa.

«Y yo que no dejo de pensar en ti y en todo lo que pasó anoche y esta mañana… Cuando te dije antes que tienes algo que me encanta me quedé muy corto. ¿Cómo va el día, preciosa?».

«Agotador. No creo que acabe antes de las nueve y media. Quiero morirme y resucitar en Bali, por ejemplo, tumbaba en una hamaca mirando una playa paradisíaca mientras me bebo un copazo. Quizá piense en ti entre margaritas y daiquiris ;) ¿Qué tal tu día?».

«Mmm, tú en la playa; en bikini… Voy a colarme en tu sueño y a ponerte crema por todo el cuerpo, a ver si te vas a quemar. Mi día está acabando pero ha sido productivo. Te contaré más esta noche, a las nueve estaré allí y te esperaré hasta que salgas».

« ¿Y quién te ha dicho que llevo bikini en mi sueño?».

Eso,Lali, por si no querías ir rápido.

«Estás despertando a la bestia, nena, y luego no podrás decirle que no».


«Diré lo que me dé la gana. Tu bestia no me da miedo».

« ¿Y qué te da miedo, Lali?».

Me quedo mirando la pantalla sin saber qué poner. ¿Nos estamos poniendo serios y no me he dado cuenta? ¿Estamos de broma? Y hago lo que me ha dicho Betty y dejo de pensar.

«Tú».

Y cuando le doy a enviar me pego un puñetazo mental por subnormal e imbécil. ¡Betty te dijo que no le dieras vueltas a las cosas no que dijeras lo primero que se te ocurriera!
No recibo respuesta en toda la tarde. Pero tengo tanto trabajo que ni me paro a pensar, aunque sé que cuando llegue a casa mis ojos lamentarán ese «Tú». Fue bonito mientras duró.

 Voy saliendo por la puerta del estudio y me despido de Gas sacándole el dedo corazón. Un fuck you en toda regla por tenerme catorce horas trabajando parando solo quince minutos para comer. Cuando llego a la calle sonrío cansadamente. Lo daba por perdido pero allí está, fumándose un cigarro, sonriendo al verme como si acabara de tocarle la lotería. Me acerco a él y al oler su colonia y su olor a hombre ya siento que empiezo a hacer aguas. Madre mía, Lali.

–Sin duda alguna es un cabrón explotador.


Sonríe, me da un beso y me abraza.

–Si no fuera porque es tan hermano como mi hermano, le asesinaría.

–Vamos, un pizzero en moto está de camino a tu casa con la cena.

Estoy tan cansada que no quiero preguntar o decirle ni que no ni que sí.
Por el camino hablamos de nuestros respectivos días. Me habla de su trabajo, de los casos que está llevando; le hablo del mío, de Betty y del hotel. Me coge de la mano en todo momento. Y en mi cabeza resuena ese «Tú» pero no digo nada. Esta vez sí haré caso a Betty y dejaré que la vida me lleve a donde me tenga que llevar.

Entramos en mi pequeño apartamento y dos segundos después llaman al automático. Es la pizza. Tengo cero hambre pero ya que se ha molestado… Mientras me quito la chaqueta, los tacones y el bolso, él abre la puerta y recoge la pizza.

Cenamos tranquilamente en el salón y seguimos hablando fluidamente de nuestras vidas, nuestras familias y nuestros amigos. Y de repente tengo esa horrible sensación de conocerle de toda la vida. Y digo horrible porque es una sensación tan buena que hace que me guste incluso más, y eso me asusta. Respiro hondo. ¿Me estoy enamorando? ¿Ya? Terminamos la cena y nos acomodamos en el sofá.

Pero en contra de lo que pensaba, no intenta desnudarme. No va a mis tetas directo. No me dice quiero follarte. No. Solo nos pegamos hasta las dos de la madrugada en el sofá… hablando. Riendo entre carantoñas; besándonos también; acariciándonos, pero nada más. Y no hay un solo segundo durante toda esa noche en el que piense que ese chico vaya a jugar conmigo o que solo quiera sexo. Me siento en confianza con él y es extraño. Sus caricias, sus sonrisas, sus preguntas sobre mí y mi vida, sus besos, la forma en que ronronea cuando me muerde un labio, cómo se ríe de mis tonterías, me emiten continúas señales de que a él le gusta estar conmigo. Conociéndome. Terror.

Abro los ojos de repente y me doy cuenta de que nos hemos vuelto a adormilar abrazados. Me encanta esa sensación. Tanto que siento pavor. Pero estoy tan sobada que no puedo ni pensar, quiero dormir en mi cama así que me levanto, despertando del todo a Peter. Sonreímos mientras él se frota los ojos. Yo espero un «hasta otro día» mientras pienso en mi camita calentita y acogedora.

–Lai…

–Mmm.

Digo totalmente ko.

– ¿Te importa si me quedo a dormir? Es muy tarde y estoy medio sobado.

–Ah, no, qué va. 

Estoy tan sopa que ni escucho las alarmas internas de mi subconsciente. Voy al baño rezando por no quedarme dormida en el retrete. Cuando entro en la habitación se ha quitado la camiseta, pantalones y calcetines. Me mira y sonríe. Se está metiendo en la cama y se pone boca abajo. Me desnudo ante su atenta mirada y ¿me pongo el camisón? Sí, me lo pongo porque no sé si va a haber mambo o no. Me agarra de la cintura y me arrastra hacia él. Mi culo choca con su semi erección. Me da un beso en el cuello.

– ¿Es que duermes con la luz encendida?

La apago. Suspira. Suspiro. Me coge una mano y pasa el otro brazo por mi cuello ¿Vamos a dormir sin más? ¿Y abrazados? Marcos nunca… Para Lali, no es momento.

–Espero que esta noche se te haya ido un poco de ese miedo irracional a mí.


¿Qué? Y me duermo pensando en ese «Tú» respondido en actos y no en whatsapps.


Espero que les guste muchisimo el capitulo DEjad vuestro tw si quereis que os aavise

Besos
@onlyespos_

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