Capitulo 17
A las diez menos cuarto
de la noche salgo de mi pseudo despacho arrastrándome de cansancio. Como
imaginaba ha sido un día más que agotador. Gas me ha tenido cual esclava a su
merced y me ha hecho ir por toda la ciudad visitando clientes sin parar. Menos
mal que uno de ellos era Betty y he podido parar cinco minutos a deleitarme en
su juego de té de porcelana.
–Hoy te veo de mejor
humor, querida. Parece que tu cita fue bien.
–Gracias, Betty. Sí, fue
bien. Mire, le he traído el boceto que he pensado para…
–Deja de llamarme de
usted por favor. Pon el boceto allí y cuéntame quién es él y qué ha hecho para devolverte
la sonrisa.
Correrse por toda mi
cosita.
–Oh, solo es alguien a
quien conocí de casualidad hace unos días y… bueno.
– ¡Qué bien cielo! Las
casualidades no existen y menos si hacen que sonrías así. Espero que os vaya muy
bien.
–Solo nos estamos
conociendo, supongo. A decir verdad ni siquiera sé si…
–Déjame adivinar,
¿miedo? ¿A ir demasiado rápido quizá? ¿A que él no quiera lo mismo que tú?
Yo debo pensar en voz
alta y no me he enterado.
–Deja que te diga una
cosa. El ritmo de las cosas lo marcas tú, querida. Si te asusta que todo vaya
rápido, haz que vaya lento. Si te asusta que sea demasiado intenso, haz que sea
más suave. Y si por lo que sea eres incapaz de regular lo que hay, es porque
tiene que ser así de rápido y así de intenso, para bien o para mal.
Y eso me hace pensar. Y
sin saber por qué empiezo a sincerarme con Betty.
–Estoy aterrada. Tengo
pánico a enamorarme de un espejismo, a que él solo quiera sexo conmigo, o a que
quiera algo más pero conforme me vaya conociendo deje de gustarle y me deje. Ya
me dejaron por otra después de diez años. No quiero volver a eso.
Betty bebe un sorbito de
té y me mira fijamente.
–Si te enamoras de un
espejismo, llegará el día en el que te desenamorarás porque el espejo te es
insuficiente. No sufrirás porque serás tú la que ponga fin. Si solo quiere
sexo, ya tienes una oportunidad de demostrarle que tienes mucho más que ofrecer
y hacer que él quiera conocerlo. Si te conoce y dejas de gustarle y te deja, lo
pasarás mal un tiempo y luego conocerás a otro.
–Haces que suene muy
fácil.
Sonrío.
–Es fácil. La que lo
hace difícil eres tú. Querida, las cosas suelen ser todo lo difíciles que
nosotros queremos que sean. No le des tantas vueltas y
deja que la vida te lleve a donde te tenga que llevar.
Amo a Betty por encima
de todas las cosas.
Casualidad o no, al
salir de casa de Betty miro mi móvil y tengo un mensaje que eleva mi sonrisa.
«Y yo que no dejo de
pensar en ti y en todo lo que pasó anoche y esta mañana…
Cuando te dije antes que tienes algo que me encanta me quedé muy corto. ¿Cómo
va el día, preciosa?».
«Agotador. No creo que
acabe antes de las nueve y media. Quiero morirme y resucitar en Bali, por
ejemplo, tumbaba en una hamaca mirando una playa paradisíaca mientras me bebo
un copazo. Quizá piense en ti entre margaritas y daiquiris ;) ¿Qué tal tu
día?».
«Mmm, tú en la playa; en bikini… Voy a
colarme en tu sueño y a ponerte crema por todo el cuerpo, a ver si te vas a
quemar. Mi día está acabando pero ha sido productivo. Te contaré más esta
noche, a las nueve estaré allí y te esperaré hasta que salgas».
« ¿Y quién te ha dicho
que llevo bikini en mi sueño?».
Eso,Lali, por si no
querías ir rápido.
«Estás despertando a la
bestia, nena, y luego no podrás decirle que no».
«Diré lo que me dé la
gana. Tu bestia no me da miedo».
« ¿Y qué te da miedo,
Lali?».
Me quedo mirando la
pantalla sin saber qué poner. ¿Nos estamos poniendo serios y no me he dado
cuenta? ¿Estamos de broma? Y hago lo que me ha dicho Betty y dejo de pensar.
«Tú».
Y cuando le doy a enviar
me pego un puñetazo mental por subnormal e imbécil. ¡Betty te dijo que no le
dieras vueltas a las cosas no que dijeras lo primero que se te ocurriera!
No recibo respuesta en
toda la tarde. Pero tengo tanto trabajo que ni me paro a pensar, aunque sé que
cuando llegue a casa mis ojos lamentarán ese «Tú». Fue bonito mientras duró.
Voy saliendo por la
puerta del estudio y me despido de Gas sacándole el dedo corazón. Un fuck you
en toda regla por tenerme catorce horas trabajando parando solo quince minutos
para comer. Cuando llego a la calle sonrío cansadamente. Lo daba por perdido pero allí
está, fumándose un cigarro, sonriendo al verme como si acabara de tocarle la
lotería. Me acerco a él y al oler su colonia y su olor a hombre ya siento que
empiezo a hacer aguas. Madre mía, Lali.
–Sin duda alguna es un
cabrón explotador.
Sonríe, me da un beso y
me abraza.
–Si no fuera porque es
tan hermano como mi hermano, le asesinaría.
–Vamos, un pizzero en
moto está de camino a tu casa con la cena.
Estoy tan cansada que no
quiero preguntar o decirle ni que no ni que sí.
Por el camino hablamos
de nuestros respectivos días. Me habla de su trabajo, de los casos que está
llevando; le hablo del mío, de Betty y del hotel. Me coge de la mano en todo
momento. Y en mi cabeza resuena ese «Tú» pero no digo nada. Esta vez sí haré
caso a Betty y dejaré que la vida me lleve a donde me tenga que llevar.
Entramos en mi pequeño
apartamento y dos segundos después llaman al automático. Es la pizza. Tengo
cero hambre pero ya que se ha molestado… Mientras me quito la chaqueta, los
tacones y el bolso, él abre la puerta y recoge la pizza.
Cenamos tranquilamente
en el salón y seguimos hablando fluidamente de nuestras vidas, nuestras
familias y nuestros amigos. Y de repente tengo esa horrible sensación de
conocerle de toda la vida. Y digo horrible porque es una sensación tan buena
que hace que me guste incluso más, y eso me asusta. Respiro hondo. ¿Me estoy
enamorando? ¿Ya? Terminamos la cena y nos acomodamos en el sofá.
Pero en contra de lo que
pensaba, no intenta desnudarme. No va a mis tetas directo. No me dice quiero
follarte. No. Solo nos pegamos hasta las dos de la madrugada en el
sofá… hablando. Riendo entre carantoñas; besándonos también; acariciándonos,
pero nada más. Y no hay un solo segundo durante toda esa noche en el que piense
que ese chico vaya a jugar conmigo o que solo quiera sexo. Me siento en
confianza con él y es extraño. Sus caricias, sus sonrisas, sus preguntas sobre
mí y mi vida, sus besos, la forma en que ronronea cuando me muerde un labio,
cómo se ríe de mis tonterías, me emiten continúas señales de que a él le gusta
estar conmigo. Conociéndome. Terror.
Abro los ojos de repente
y me doy cuenta de que nos hemos vuelto a adormilar abrazados. Me encanta esa
sensación. Tanto que siento pavor. Pero estoy tan sobada que no puedo ni
pensar, quiero dormir en mi cama así que me levanto, despertando del todo a
Peter. Sonreímos mientras él se frota los ojos. Yo espero un «hasta otro día»
mientras pienso en mi camita calentita y acogedora.
–Lai…
–Mmm.
Digo totalmente ko.
– ¿Te importa si me
quedo a dormir? Es muy tarde y estoy medio sobado.
–Ah, no, qué va.
Estoy tan sopa que ni
escucho las alarmas internas de mi subconsciente. Voy al baño rezando por no
quedarme dormida en el retrete. Cuando entro en la habitación se ha quitado la
camiseta, pantalones y calcetines. Me mira y sonríe. Se está metiendo en la
cama y se pone boca abajo. Me desnudo ante su atenta mirada y ¿me pongo el
camisón? Sí, me lo pongo porque no sé si va a haber mambo o no. Me agarra
de la cintura y me arrastra hacia él. Mi culo choca con su semi erección. Me da
un beso en el cuello.
– ¿Es que duermes con la
luz encendida?
La apago. Suspira.
Suspiro. Me coge una mano y pasa el otro brazo por mi cuello ¿Vamos a dormir
sin más? ¿Y abrazados? Marcos nunca… Para Lali, no es momento.
–Espero que esta noche
se te haya ido un poco de ese miedo irracional a mí.
¿Qué? Y me duermo
pensando en ese «Tú» respondido en actos y no en whatsapps.
Espero que les guste muchisimo el capitulo DEjad vuestro tw si quereis que os aavise
Besos
@onlyespos_
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