sábado, 27 de diciembre de 2014

Capitulo 16



–Despierta, Lali.

–Déjame en paz.

–Nena, despierta; tienes que estar en el estudio a las ocho.

–Que le den a Gas.

Me acurruca todavía más en su pecho desnudo. Mmmm, esto me gusta más.

–No seas tocapelotas y levántate, coño.

Me planta un beso con sonrisa incluida y yo quiero morirme así.
Repaso mentalmente la noche bomba de ayer. La cama, la ducha, la bañera. Me quedé dormida en su pecho y al rato me despertó y nos levantamos. Recuerdo que me esperó tras la puerta del baño mientras atendía mi feminidad y cuando salí, todavía adormilada, me cogió en brazos y me llevó a la cama. Él volvió al baño y me acuerdo que pensé que, como estaba medio sopa, aprovecharía y se largaría pitando, pero no. Salió del baño, volvió a la cama y se echó a mi lado. Apagó la luz, me abrazó y me dijo un «buenas noches, mi preciosa Lali» que me llegó al alma. ¿Rápido? Naaa…

Me suena el teléfono y lo cojo con cara de asco.

–Déjame en paz, cerdo, te voy a denunciar por acoso.

Peter se pone tieso como una vela y serio como un demonio. Pobre, nunca me había oído hablar con Gas. Bueno, quizá es porque lo conociste hace UNOS DÍAS, mi preciosa Lali. Que te den.

–Solo quería asegurarme que cumples con lo pactado y mueves tus tetitas hacia el estudio.

– ¡En tu vida me has llamado para despertarme a las siete de la mañana, Gas, no eres tan valiente!

Al oír el nombre de Gas, Peter se relaja y sonríe con los labios cerrados, como divertido.

–Vaaaaale, te llamo porque quiero saber si: uno, estás sola; dos, hubo un festival de colores en tu casa; tres, nivel de encoñamiento y cuatro y más importante, tamaño.

Miro a Peter y sonrío. Sonríe. Es todo tan ideal que voy a explotar de ñoñanismo.

–No. No. Ciento diez sobre cien. Descomunal se queda corto.

Peter abre mucho los ojos y frunce el ceño. Se mira el pene. Sí cariño, de eso hablo con mi jefe.

–Acabo de erectar. Te dejo, voy a pajearme pensando en tu novio.

–No es… ¡Pero si no sabes cómo es!

– ¡Pues le pongo la cara de Nico!

Cuelga. Peter me mira expectante.

–Perdona, no te enfades, por favor. Es que, bueno, siempre hablamos así. Está obsesionado con los… ya sabes.

–Descomunal se queda corto.

Se rasca la barbita que yo me muero por besar.

–Me queda bastante claro a qué se refería. Gracias por el cumplido, aunque no sé cómo tomarme que se lo menciones a tu amigo. Y delante mío.

Mierda, Lali, tú eres imbécil integral.

–Lo siento, de verdad. Lo preguntó y me salió solo. No pretendía pasarme de indiscreta y ofenderte. No volverá a pasar.

Me besa.

–Tranquila. Tengo una hermana muy salida y un hermano gay y también hacen estas cosas con sus amigos.

Me guiña un ojo y sonríe. ¡Ay!

–Y siguiendo con tus nada crípticas respuestas, los noes imagino que son si hubo sexo explícito y si has dormido sola. Lo que no me queda claro es el ciento diez sobre cien.

Sonríe. Le beso, no puedo más. 

–Ahhh Patrick Jane, eso es algo que debes averiguar tú solito.

Se ríe y me besa. Se pone encima de mí y me magrea un poco pero va directo a mi ¿móvil?

– ¿Cuál es tu pin?

– ¿Cómo?

–Que ¿cuál es tu pin? Quiero hacerte una foto. Y mi móvil está tirado en algún lugar de esta habitación. Luego me la paso.

–Ni de coña Peter. ¡Por encima de mi cadáver!

Se pone a horcajadas sobre mí.

– ¿Peter?

–Sí, de la Princesa Prometida. Devuélveme mi teléfono.

Lo pone en alto y trato de cogerlo. Se ríe a carcajadas.

– ¿El de «tú mataste a mi padre, prepárate a morir»? Mi apellido es Ruiz. Peter no me gusta, tiene mala rima.

–Pues a Gas le encanta. Dámelo canalla.

–No voy a hacerte una foto en bolas, Lali. Quiero fotografiarte solo los labios, ¿vale?

– ¿Para qué?
–Para que Peter se muera al recordar dónde estuvieron anoche.

Se muerde la lengua y soy suya.

–7856.

Hace una foto de mis labios. Me la enseña y doy el visto bueno. Desliza su dedo como para enviársela pero veo que se pone el teléfono en la oreja. 

¿Qué?
–No, no. No soy la puta vaga. Hola Gas, soy Peter.

Me muero. Me pongo tan rígida que debo parecer un cadáver. Peter se sigue riendo encima de mí.

– ¡No, qué va! Todo lo contrario; Sí, te juro que estará allí a las ocho, aunque tenga que llevarla arrastras; Ya; sí, sí; ¡Anda, no jodas!, ¡qué crack!; Una pregunta, ¿ciento diez sobre cien?

Me muero parte dos. Sonríe.

–Sí, mucho también; te lo prometo;

Se ríe a carcajadas.

–Creo que esos detalles los sabrás a las ocho; eh, bueno, vale, pues… en su boca y luego por toda su cosita.

Me incorporo y consigo quitarle el teléfono y colgar, oyendo antes a Gas decir un «cómo le debió poner eso».

–¡¡¡Pero de qué vas pedazo de subnormal!!! 

Me coge, me tira en la cama, me agarra de las muñecas y me aplasta con su cuerpo.

–De ciento veinte sobre cien, ¿y tú?

 Oigo un ligero carraspeo pero pasa inadvertido con el beso que Peter me está dando en la puerta del estudio. Tiene un brazo rodeándome la cintura, su mano descansa en mi culo y la otra me coge la cara. Es un beso lento y bonito, lleno de promesas. Y como sé que hasta las nueve no llegará nadie, me dejo besar. El carraspeo se hace más fuerte en mi oreja.

–Esto…

Peter se detiene y mira suspicaz al chico atractivo que tiene delante. Es tan musculoso como él, con pelo castaño claro, barba de dos días, labios gordos y unos ojos color miel enormes y llenos de luz. Peter sonríe.

–Perdona, Gas. Me dijo que no habría nadie hasta las nueve y… Soy Peter.

Le tiende la mano. ¿Cómo sabía que era Gas?

– ¡Joder Peter, sí que estás bueno! Mientras acabas de magrearle el culo voy al baño a pensar un poco en ti. Lalita, cielo, te doy cinco minutos. A ver qué le sabes hacer.

Pues sé matarte, por ejemplo. Y de hecho es lo único que quiero hacer. Gas se va tan tranquilo y ante mi sorpresa Íñigo está sonriendo divertido.

– ¿Siempre es así de explícito?
–No, si te hubiera conocido un poco más te habría contado con pelos y señales las fantasías más oscuras que tenga. Pero ya imaginarás que es todo una gran máscara para protegerse de la homofobia.

–Me queda bastante claro. Lo que no me queda claro es el «si te hubiera conocido un poco más». ¿No lo va a hacer?

–Pues…

Bajo la cabeza. ¿Qué debo decir, que doy por supuesto que no voy a saber nada de ti o como mucho querrás rematar la faena y ya? Me coge de la barbilla obligándome a mirarle.

–Lali, ya te lo dije; no quiero solo que te abras de piernas. Tienes algo que me encanta y me gustaría conocerlo mejor. ¿A ti no?

–Sí. Pero…

Me callo.

– ¿Pero?

Me callo.

–Basta de tonterías, Lali; no soy un mojabragas. En contra de lo que piensas no voy tirándome tías sin ton ni son. Cuando era más crío lo hacía, pero hace mucho que me cansé de eso. ¿Entendido?

–Entendido.

Hago un amago de sonrisa.

–Bien, porque Gas ya se habrá terminado de pajear y estará esperándote.
Se ríe. ¡Ay, su risa!


– ¿A qué hora paso a buscarte por aquí?

–Le prometí a Gas que me quedaría hasta las nueve así que igual es un poco tarde.


Levanta una ceja con media sonrisa, me da un beso y se va. Y yo me deleito en su culo, aprieto los muslos pensando en lo duro que lo tiene y entro en el estudio con una sonrisa de oreja a oreja.




Espero que les guste el cpaitulo dejen sus tw si quieren que las avise

Besos
@onlyespos_

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