Capitulo 16
–Despierta, Lali.
–Déjame en paz.
–Nena, despierta; tienes
que estar en el estudio a las ocho.
–Que le den a Gas.
Me acurruca todavía más
en su pecho desnudo. Mmmm, esto me gusta más.
–No seas tocapelotas y
levántate, coño.
Me planta un beso con
sonrisa incluida y yo quiero morirme así.
Repaso mentalmente la
noche bomba de ayer. La cama, la ducha, la bañera. Me quedé dormida en su pecho
y al rato me despertó y nos levantamos. Recuerdo que me esperó tras la puerta
del baño mientras atendía mi feminidad y cuando salí, todavía adormilada, me
cogió en brazos y me llevó a la cama. Él volvió al baño y me acuerdo que pensé
que, como estaba medio sopa, aprovecharía y se largaría pitando, pero no. Salió
del baño, volvió a la cama y se echó a mi lado. Apagó la luz, me abrazó y me
dijo un «buenas noches, mi preciosa Lali» que me llegó al alma. ¿Rápido? Naaa…
Me suena el teléfono y
lo cojo con cara de asco.
–Déjame en paz, cerdo,
te voy a denunciar por acoso.
Peter se pone tieso como
una vela y serio como un demonio. Pobre, nunca me había oído hablar con Gas.
Bueno, quizá es porque lo conociste hace UNOS DÍAS, mi preciosa Lali. Que te
den.
–Solo quería asegurarme
que cumples con lo pactado y mueves tus tetitas hacia el estudio.
– ¡En tu vida me has
llamado para despertarme a las siete de la mañana, Gas, no eres tan valiente!
Al oír el nombre de Gas, Peter se relaja y sonríe con los labios cerrados, como divertido.
–Vaaaaale, te llamo porque
quiero saber si: uno, estás sola; dos, hubo un festival de colores en tu casa;
tres, nivel de encoñamiento y cuatro y más importante, tamaño.
Miro a Peter y sonrío.
Sonríe. Es todo tan ideal que voy a explotar de ñoñanismo.
–No. No. Ciento diez
sobre cien. Descomunal se queda corto.
Peter abre mucho los
ojos y frunce el ceño. Se mira el pene. Sí cariño, de eso hablo con mi jefe.
–Acabo de erectar. Te
dejo, voy a pajearme pensando en tu novio.
–No es… ¡Pero si no
sabes cómo es!
– ¡Pues le pongo la cara
de Nico!
Cuelga. Peter me mira
expectante.
–Perdona, no te enfades,
por favor. Es que, bueno, siempre hablamos así. Está obsesionado con los… ya
sabes.
–Descomunal se queda
corto.
Se rasca la barbita que
yo me muero por besar.
–Me queda bastante claro
a qué se refería. Gracias por el cumplido, aunque no sé cómo tomarme que se lo
menciones a tu amigo. Y delante mío.
Mierda, Lali, tú eres
imbécil integral.
–Lo siento, de verdad.
Lo preguntó y me salió solo. No pretendía pasarme de indiscreta y ofenderte. No
volverá a pasar.
Me besa.
–Tranquila. Tengo una
hermana muy salida y un hermano gay y también hacen estas cosas con sus amigos.
Me guiña un ojo y
sonríe. ¡Ay!
–Y siguiendo con tus
nada crípticas respuestas, los noes imagino que son si hubo sexo explícito y si
has dormido sola. Lo que no me queda claro es el ciento diez sobre cien.
Sonríe. Le beso, no
puedo más.
–Ahhh Patrick Jane, eso
es algo que debes averiguar tú solito.
Se ríe y me besa. Se
pone encima de mí y me magrea un poco pero va directo a mi
¿móvil?
– ¿Cuál es tu pin?
– ¿Cómo?
–Que ¿cuál es tu pin?
Quiero hacerte una foto. Y mi móvil está tirado en algún lugar de esta
habitación. Luego me la paso.
–Ni de coña Peter.
¡Por encima de mi cadáver!
Se pone a horcajadas
sobre mí.
– ¿Peter?
–Sí, de la Princesa
Prometida. Devuélveme mi teléfono.
Lo pone en alto y trato
de cogerlo. Se ríe a carcajadas.
– ¿El de «tú mataste a
mi padre, prepárate a morir»? Mi apellido es Ruiz. Peter no me gusta, tiene
mala rima.
–Pues a Gas le encanta.
Dámelo canalla.
–No voy a hacerte una
foto en bolas, Lali. Quiero fotografiarte solo los labios, ¿vale?
– ¿Para qué?
–Para que Peter se
muera al recordar dónde estuvieron anoche.
Se muerde la lengua y
soy suya.
–7856.
Hace una foto de mis
labios. Me la enseña y doy el visto bueno. Desliza su dedo como para enviársela
pero veo que se pone el teléfono en la oreja.
¿Qué?
–No, no. No soy la puta
vaga. Hola Gas, soy Peter.
Me muero. Me pongo tan
rígida que debo parecer un cadáver. Peter se sigue riendo encima de mí.
– ¡No, qué va! Todo lo
contrario; Sí, te juro que estará allí a las ocho, aunque tenga que llevarla
arrastras; Ya; sí, sí; ¡Anda, no jodas!, ¡qué crack!; Una pregunta, ¿ciento
diez sobre cien?
Me muero parte dos.
Sonríe.
–Sí, mucho también; te
lo prometo;
Se ríe a carcajadas.
–Creo que esos detalles
los sabrás a las ocho; eh, bueno, vale, pues… en su boca y luego por toda su
cosita.
Me incorporo y
consigo quitarle el teléfono y colgar, oyendo antes a Gas decir un «cómo le
debió poner eso».
–¡¡¡Pero de qué vas
pedazo de subnormal!!!
Me coge, me tira en la
cama, me agarra de las muñecas y me aplasta con su cuerpo.
–De ciento veinte sobre
cien, ¿y tú?
Oigo un ligero carraspeo
pero pasa inadvertido con el beso que Peter me está dando en la puerta del
estudio. Tiene un brazo rodeándome la cintura, su mano descansa en mi culo y la
otra me coge la cara. Es un beso lento y bonito, lleno de promesas. Y como sé
que hasta las nueve no llegará nadie, me dejo besar. El carraspeo se hace más
fuerte en mi oreja.
–Esto…
Peter se detiene y mira suspicaz
al chico atractivo que tiene delante. Es tan musculoso como él, con pelo
castaño claro, barba de dos días, labios gordos y unos ojos color miel enormes
y llenos de luz. Peter sonríe.
–Perdona, Gas. Me dijo
que no habría nadie hasta las nueve y… Soy Peter.
Le tiende la mano. ¿Cómo
sabía que era Gas?
– ¡Joder Peter, sí que
estás bueno! Mientras acabas de magrearle el culo voy al baño a pensar un poco
en ti. Lalita, cielo, te doy cinco minutos. A ver qué le sabes hacer.
Pues sé matarte, por
ejemplo. Y de hecho es lo único que quiero hacer. Gas se va tan tranquilo y
ante mi sorpresa Íñigo está sonriendo divertido.
– ¿Siempre es así de
explícito?
–No, si te hubiera
conocido un poco más te habría contado con pelos y señales las fantasías más
oscuras que tenga. Pero ya imaginarás que es todo una gran máscara para
protegerse de la homofobia.
–Me queda bastante
claro. Lo que no me queda claro es el «si te hubiera conocido un poco más». ¿No
lo va a hacer?
–Pues…
Bajo la cabeza. ¿Qué
debo decir, que doy por supuesto que no voy a saber nada de ti o como mucho
querrás rematar la faena y ya? Me coge de la barbilla obligándome a mirarle.
–Lali, ya te lo dije; no
quiero solo que te abras de piernas. Tienes algo que me encanta y me gustaría
conocerlo mejor. ¿A ti no?
–Sí. Pero…
Me callo.
– ¿Pero?
Me callo.
–Basta de tonterías, Lali; no soy un mojabragas. En contra de lo que piensas no voy tirándome tías
sin ton ni son. Cuando era más crío lo hacía, pero hace mucho que me cansé de
eso. ¿Entendido?
–Entendido.
Hago un amago de
sonrisa.
–Bien, porque Gas ya se
habrá terminado de pajear y estará esperándote.
Se ríe. ¡Ay, su risa!
– ¿A qué hora paso a
buscarte por aquí?
–Le prometí a Gas que
me quedaría hasta las nueve así que igual es un poco tarde.
Levanta una ceja con
media sonrisa, me da un beso y se va. Y yo me deleito en su culo, aprieto los
muslos pensando en lo duro que lo tiene y entro en el estudio con una sonrisa
de oreja a oreja.
Espero que les guste el cpaitulo dejen sus tw si quieren que las avise
Besos
@onlyespos_
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