Capitulo 18
Espero que no sea Gas quien me llama despertándome porque eso significará que me he dormido más de la
cuenta. Apenas puedo despegar los ojos así que intuyo en décimas de segundo que
no he dormido tanto aún. Descuelgo sin mirar.
–Ya voy, explotador
maricón de mierda. No sé cómo lo haces para joderme todas las mañanas.
–Hombre, joderte, lo que
se dice joderte, no lo he hecho por la mañana, nena. Estabas tan grogui que
hubiera sido casi delito.
Doy un bote. Miro de
soslayo al reloj. Solo son las siete y media.
– ¡Peter!
Sonrío como una boba
pensando en ciento ochenta y cinco por cien.
–Perdona no vi que eras
tú. No me he enterado cuando te has ido.
–Lo sé. Digo en serio
que estabas grogui. Creo que no había visto dormir tan profundamente a alguien
en la vida. Tenía que irme porque debía pasar por casa a cambiarme de ropa
antes de entrar a currar, pero no he tenido cojones a despertarte.
– ¿Entonces por qué me
llamas despertándome?
Lo digo riendo y él ríe
también.
–Para que veas que no
huyo de ti.
–Mojabragas…
Reímos. Ciento noventa y
seis por ciento. Continúa:
–Te he dejado café
preparado. Me he hecho uno yo, espero que no te importe.
Soy incapaz de poner
un pie en la calle sin un café antes.
–Claro que no. Y gracias
por el café. Supongo que no tengo excusa y me tendré que levantar.
–Gas me va a hacer un
monumento.
–De eso estoy segura,
pero no voy a ir a trabajar aún.
– ¿Y qué vas a hacer?
–Pues voy a holgazanear
en la cama un rato.
– ¿Pensando en mí?
–Puede.
– ¿Destensando tus
muslos?
–Puede.
–La bestia está por
volver.
Reímos.
–Y desayunaré con mi
mejor amiga, si no tiene nada que hacer.
–Pagaría por oír esa
conversación.
–Ahh, pero no tienes una
lámpara de deseos así que…
Se ríe.
– ¿Me prestarías aunque
fuera uno?
–No sé por qué me da que
sé de qué tipo.
–Eres fatal como mentalista,
nena, tienes mucho que aprender. Verás, uno de mis mejores amigos tiene un
grupo de música y tocan mañana a las nueve y media en una sala pequeña. ¿Me
concederías el deseo de venir conmigo y mis amigos?
–Claro.
–Bien, pues a las ocho y
media te recogeré.
–Perfecto.
–Lali.
– ¿Sí?
–Lo pasé genial anoche,
de verdad. Creo que nunca me había sentido tan relajado y en confianza.
–Lo mismo digo. Yo
también lo pasé genial y… me encantó que te quedaras a dormir.
Lo digo con vergüenza.
Casi me siento desnuda, desnudando sutilmente lo que siento.
–Lo sé. A mí también.
– ¿Lo sabes? Eres un
engreído.
–No. Solo me pegué media
noche conteniéndome para no metértela de un empentón porque no he parado de
notar tu culo refrotrándose inconscientemente contra mi polla.
Me quedo sin habla y él
se ríe. Y lo peor es que imagino que tiene razón. De hecho, coño, me viene un
recuerdo de que tiene razón.
–Vas a matarme, bruja.
Te veo mañana.
Desayuno con Euge y nos
ponemos al día. Y sorprendentemente se queda tranquila con lo que le cuento de
Íñigo. Me dice que parece buen chico y que va en serio. O al menos va en serio
la idea de querer conocerme, sobre todo si me invita a ir con sus amigos a un
concierto.
Me relajo, pero por
primera vez desde que le conozco no empiezo a hacer castillos en el aire. Y no
es porque ya no me sienta ilusionada, ni mucho menos. Es porque tengo la
sensación de que esos castillos ya no se están haciendo tan, tan en el aire.
Un poco corto el capitulo pero ya les subo otro ahora!
Besos
@onlyespos_
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