viernes, 19 de diciembre de 2014

Capitulo 12




Todo esto porque el libro de Betty me ha enganchado. En una horita y media; mi record. El título facilón me había echado para atrás pero el contenido ha sido
sorprendente. ¡Joder con Betty! Va de una mujer de mediana edad que conoce a un hombre casado. Al principio, evidentemente, ese argumento me ha repateado. Pero luego se da cuenta de que jamás puede ser feliz con un hombre capaz de engañar a otro ser humano y decide mantener su dignidad y dejarle. Entonces conoce a otro y se enamora y se casa. Fin. ¿Y qué tiene de especial ese trilladísimo argumento? Pues las torridísimas escenas de sexo. Y digo torridísimas por no decir sacadas de película porno. ¡Y su autora tiene setenta y tantos años! Es decir, tiene diez años más que mi madre. Mi madre jamás ha hablado de sexo. Tabú absoluto. Me pregunto cómo será ser la hija de una señora que antes de nacer tú escribía escenas llenas de semen,
flujos, mamadas y cunnilingus. Curioso.

A las siete y media estoy frente a mi armario decidiendo qué ponerme. «Y ponte ligas», recuerdo. Y me excito. Dios, tengo dieciséis años otra vez. Sonrío: ya sé que ponerme. Y con Mil campanas de Alaska sonando a todo volumen, comienzo a arreglarme.

De nuevo, cuando llego a la puerta de El Bosc, no hay ni rastro de Peter. Odio lo de dar vueltecitas al bar para localizarle pero como llego cinco minutos tarde y él parece un pelín maníatico con la puntualidad, seguro que ya me espera dentro cabreado y mirando el reloj entre refunfuños. Y no sé por qué esa imagen me hace sonreír jocosa.
Qué mala eres, Lali. Pues hala, adentro.
Hacía años que no venía pero me lo conozco de memoria. Cuando Euge y yo éramos adolescentes instituteras y veníamos a Barcelona a creernos mayores y de ciudad, veníamos aquí a menudo. Este bar tiene encanto, obviamente; por algo es de los más conocidos. Cada vez que venía admiraba su decoración de cuento y un poco por llegar a crear lo mismo me planteé ser decoradora. Pero claro, tantos años después hacen que para mí haya perdido todo el encanto y sea solo un bar más. No sé por qué Peter me ha dicho de venir aquí, no le pega nada; pero supongo que ha pensado que a mí sí y quería sorprenderme. ¿Sorprenderme? ¡Si con solo mirarle ya me sorprende! Tan guapo; tan atractivo; tan duro a lo Harry el sucio; con su cervecita rozando sus labios y relamiéndoselos cuando termina el trago. ¡Dios, yo quiero hacerte eso también Lanzani! Esta vez no está con cara de cabreo mirando al reloj en la
mesa algo reservada que ha escogido. Solo me mira y pone una sonrisa torcida quevolvería loco hasta a Nico.

–Veo que me has hecho caso. Sonrío. Llevo mis vaqueros tipo boyfriend con un roto en la rodilla, remangados hasta el tobillo, botines marrones de tacón, una camiseta gris y encima una chaquetita estilo soldado francés del mismo azul oscuro que los pantalones. Ah, y un foulard azul más
claro. Sin ligas, claro.
–La obediencia no es lo mío.
Se levanta a saludarme, dándome dos besos, y solo el roce de sus labios en mis mejillas ya me tiene mojada… ahí abajo. Nos sentamos el uno junto al otro. Muy junto al otro.
– ¿Rebelde sin causa? Me encantará someterte.
Alzo las cejas y pongo mi cara de «no te lo crees ni tú pero me encantará que lo
intentes». Todo parece como nuestra primera cita pero algo ha cambiado: hay una electricidad y una tensión sexual que se podría hasta palpar con solo alargar la mano.
La noto en mí, no me deja respirar. La noto en él. En su mirada ardiente, en sus gestos duros, en cómo no quita ojo a mis pechos y a mis labios. En sus halagos.
–Aun con vaqueros y camiseta estás preciosa, Lali. Eres jodidamente sexy.
Coge mi mano y la besa. ¿Eh? Es un gesto de caballero andante pasado de moda, que me hace cosquillas en la entrepierna, por cierto, después de decirme qué jodidamente sexy soy. Es… como contradictorio. Por una lado galante, por otro actor porno. ¿Qué eres Peter, lo uno o lo otro?
Sin soltarme la mano pasamos casi una hora hablando y riendo sin parar. No me puedo creer que con un tiazo así, que me mira devorándome y tiene escrito en la cara «quiero follarte nena», y que a él todas las tías del bar y algunos tíos le miran igual, pueda estar tranquila y relajada hablando de arte, música y literatura. Dios, no solo es el tío más atractivo que he visto en mi vida, también es inteligente y sabe llevar la conversación a temas más profundos. Un hombre completito. Lo que me faltaba para no querer encoñarme. Pero la conversación civilizada y amena se termina pronto. Tiene hambre. De mí.
–Hoy sí cenas conmigo. ¿Dónde te apetece ir?
–Pues yo… no sé si debería, Peter. Se hace tarde y mañana tengo que madrugar.
–Tú nunca madrugas.
Pero me estoy encoñando de ti, Peter, porque me gusta estar contigo. Me gusta hablar contigo, me gusta cómo me haces reír, me gusta cómo me miras tan desnudándome con los ojos, me gusta cómo me sonríes y me gusta que todavía no me hayas soltado la mano ni un segundo desde que me he sentado. Ah, y tengo la regla.
–Pues debería empezar a hacerlo.
Sonrío tratando de sonar natural. Me sale como el culo porque entonces él se inclina hacia mí, me agarra la cabeza y mirándome intensamente me susurra:
–No.
Y me besa. Y qué beso. ¡Qué beso! Eso no es un beso, eso es EL BESO. Tan lento, tan agónico. Sus mullidos labios recorren los míos, abriéndose paso. Los recorre explorándolos dando tiernos mordisquitos que me ponen a mil. Su lengua los acaricia recreándose en mi sabor hasta rozar mis dientes. Siento su aliento fresco entrar en mi garganta y con él, oleadas eléctricas por el vientre. ¡Si solo es un beso y creo que voy a orgasmear! Pero es un beso increíblemente sensual y tierno al mismo tiempo. Su lengua sale tímidamente y roza la mía. Unos segundos después ya no es tan tímida y se enrosca a la mía sin miramientos. Entrelazándose. Bailando ¿Y si yo beso fatal? Llevo casi un año
sin besar a nadie y más de diez besando al mismo, o sea a nadie.
Su mano me distrae cuando la noto subir por la rodilla. ¡Oh Dios, más electricidad! Se acerca a mi muslo ¿Por qué no me habré puesto falda y ligas? Me da hasta vergüenza reconocerlo pero me lo tiraría aquí mismo. La otra mano se mueve por mi cara, se enreda en mi nuca, me la agarra y con el pulgar acaricia mi lóbulo y mi cuello y yo siento que empiezo a convulsionar. Me da pequeños besitos por todos mis labios y vuelve a honrarme con su lengua. Lleva la batuta y yo me dejo hacer porque no puedo ni moverme. Su mano toca mi culo sin disimulo y encamina después su pulgar hacia mi muslo, rozando casi mi entrepierna. Esta vez sí lo hace disimuladamente.
Poco a poco se acerca más a mí. A la mierda con todo, le acaricio la cara y le agarro el pelo. La aspereza de su barba contrasta con la esponjosidad de sus rizos. Me gusta este tacto. Me gusta este contraste de dureza y suavidad y me recreo a mis anchas. Pienso en que toda la cafetería nos debe estar mirando y que los camareros tardarán dos segundos en venir a llamarnos la atención, pero no me importa. Solo quiero que me besen así el resto de mi vida. Me sigue besando tan bonito que gimo. Noto que él sonríe. Cabrón. Un par de besitos más y se para, succionándome mi labio inferior. DIOS MIO DEL AMOR HERMOSO. Junta su frente con la mía. Me acaricia la nariz con su nariz.
Su mano sigue en mi nuca y la otra ha vuelto a la rodilla.
–Vámonos a cenar antes de que deje de controlarme y te la clave aquí mismo.
Joder, Peter.

Cenamos en un cercano bar de tapas. Informal. Bien. Hablamos de tonterías,
nimiedades sin sentido, pero no paramos de reír y de dedicarnos miraditas y besitos. Y besazos. Como el de El Bosc antes pero sentados en los taburetes de una alta mesita apartada. Una mesita. Y me lo imagino sentándome bruscamente en la mesa y metiéndomela sin descanso. Aprieto los muslos, cruzo más las piernas y él sonríe.
Cabrón. De nuevo me siento cómoda. Dios, qué fácil está siendo. A pesar de la tensión sexual todo es relajante en él. Su voz cadente, su movimiento de manos, su elegancia, su porte…
Y llegaron las preguntas difíciles.
–Háblame de él.
– ¿De quién?
–Del chico que te hace pensarte tanto las cosas conmigo.
– ¿Cómo sabes…? –Intuición de mentalista. Vamos, cuéntame. ¿Llevabais mucho?
–Pues diez años.
Se queda petrificado. Creo que no esperaba eso.
– ¿Y qué pasó?
–Que se fue con una marranilla chupa todo hace un año.
Lo de no contarlo todo a la primera de cambio no acabé de entenderlo en clase de seducción.
–Vaya cabrón. ¿Y lo has superado?
Me quedo pensando unos segundos. ¿Lo he superado? Si le digo que sí tajante sabrá que miento. Si le digo no rotundo también estaré mintiendo y además saldrá huyendo.
–A ratos más y a ratos menos.
Se acerca a mí y pega sus labios a los míos.
– ¿Y ahora en qué rato estamos?
Me lo susurra muy bajito al oído y me pone la piel de gallina. Sonrío y le agarro del cuello.
–En un más.
Y le beso. Yo. Y le arraso tanto que se levanta y me agarra fuerte del culo,
quedándose entre mis piernas. Me retuerzo cuando noto su erección en mis vaqueros.
Gimo. Gime.
–Joder, Lali. Te juro que si llevaras ligas te arrancaba las bragas aquí mismo y te la metía hasta que te desmayaras.
Y creo que si en ese momento me toca un poco el clítoris, tengo un orgasmo ya. Río. Ríe. Me abraza. Me besa. Ríe. Río. Me balancea. ¡Uy qué tontitos! Compostura, Lali.
Afortunadamente para mí pre inminente orgasmo, vuelve a sentarse.
– ¿Y tú? ¿No tendrás novia?
Lo pregunto espantada. Doy por hecho que no pero…
–No estaría aquí si la tuviera, boba. No soy de esos. Cuando me decido por una, no miro a nadie más. Pero no ha habido ninguna que me haya llegado a calar, la
verdad.
– Mi querida idea número tres.
– ¿Te he mojado las bragas nena?
–Esto… Y volvemos a entrelazar lenguas. Parecemos dos adolescentes. Me acuerdo de Marcos. Con él nunca tuve estos besos adolescentes. La primera vez que nos besamos directamente nos acostamos así que ya abrimos veda y jamás tuvimos más de cinco minutitos de puro magreo. Me siento como una cría de quince años, pero me gusta.
Me siento cómoda y es una sensación que hacía tanto que no tenía que me olvido de prejuicios y de historias. Me dejo llevar, simplemente. Pero al cabo de un par de minutos me imagino invitándole a mi casa luego. Seguramente me invite él. Y por alguna razón paro el beso. No puedo. Me gusta demasiado y me romperá el corazón.




Holaa chicas ! Ya sé que es muy poquito  cmo para dejarles solamente un capitulo spero mañana poder subirles aunque sea otro y el domingo otro, pasa que con ultmos exmanes y comprar regalos para toda la familia no tengo tiempo de nada nada nada, estoy totamente agotada.Lo siento mucho de verdad!
Espo que les haya gutado el capitulo no e gran cosa pero algo e algo, dejeme us tw en los comentarios si queis que os avise cuando suba

Besos
@onlyeespos_

3 comentarios:

Anónimo 19 de diciembre de 2014, 23:02  

A la mierda si ella no quiere yo si ajjajaja
++++++
@x_ferreyra7

mimii 20 de diciembre de 2014, 7:02  

Massss

Chari 22 de diciembre de 2014, 0:43  

Están ardiendo los dos!!!

Publicar un comentario

:3

:3

Wonderland life Designed by Ipietoon © 2008

Back to TOP