lunes, 12 de enero de 2015

Capitulo 34


Mi madre se queda alucinada cuando conoce a Peter en la
entrega de premios. Aunque le había enseñado fotos y
advertido que es muy guapo, creo que no se esperaba
semejante macho. Y como no tiene pelos en la lengua le salta
un «Oh chico, qué guapo eres» que me deja a mí muerta y a mi
padre rojo como un tomate. Sin embargo, mi padre se recupera
pronto de su bochorno y, aunque es cortés y educado con
Peter, no deja de mirarle suspicaz, como si le estuviera
advirtiendo un «cuidado con hacerle daño a mi niña». Creo que
debería haberme traído una petaca con absenta. A pesar de todo, Peter se muestra relajado y charla animadamente con mis padres y mi hermano sobre nimiedades.

No sé cómo lo hace pero siempre sabe qué decir y cómo
decirlo para quedar bien y natural. Es de esas personas capaz
de convencerte con su sonrisa y su entusiasmo de que el coche
azul que ves ahí, en realidad es rojo. Se mueve como pez en el
agua en todos los ambientes y con todas las personas con las
que trata, ocupen el lugar que ocupen en la sociedad. Desde
altos ejecutivos sabuesos a clientes energúmenos, pasando por
personas de viperinas a histriónicas, sabe encontrarle el punto a
cada uno y camelárselos. Y no es que sea un hipócrita, porque
si tiene algo que decir, lo dice sin miramientos y caiga quien
caiga; lo que opinen los demás se la trae al pairo. No deja que
nadie se interponga en su camino. «Me llamo Peter Lazani, tú
mataste a mi padre, prepárate a morir». Pues así.

Sentados en las butacas presenciamos la entrega de premios
que solo una revista tan pomposa como ArquiDeco es capaz
de hacer. ¿Quién hace entregas de premios con discursitos y
chorradas? Un coñazo con todas las letras que solo ameniza
Gas y sus mordaces críticas a todo lo que se mueve. Hasta mi
madre se ríe por lo bajini con sus tonterías. Pero se le corta la risa
de inmediato cuando, por fin, dicen mi nombre. ¡Me muero! Así
que temblando de nervios subo a recoger mi primer premio
importante.

Lo primero que pienso es en no matarme con estos tacones.
Llevo unas altísimas sandalias negras que solo tienen la punta, el
talón cerrado y doble pulserita en el tobillo. Complementan a la
perfección mi vestido burdeos de punto fino, por la rodilla,
ajustado al cuerpo pero sin ser ceñido, con un cinturoncito
cobre oscuro y bolso plano a juego; las mangas son largas y
ligeramente abullonadas en los puños y hombros. Me he
recogido el pelo en un discreto moño de bailarina así que creo
que voy bastante sobria a la par que chic. Pues hala, ya llego al
estrado.

Temblorosa recojo el premio y doy un escueto discurso de
agradecimiento. A lo gala de los Oscar. Para vomitar. Por
supuesto nombro a Gas y al estudio, sin el cual mi trabajo no sería (explotado, pienso) potenciado. También agradezco a la
familia Orgoya por dar rienda suelta a mi imaginación bla, bla.

A las autoridades de no sé qué, a los encargados de no sé
cuántas, a mi familia por su apoyo; y, levantando la vista,
–A ti, por tantos y tantos planos.

Sonríe ampliamente en su asiento. Y yo también. 


Holaaa chicas hoy os subo un par de capitulos espero que os guste!

Besos
@onlyespos_

1 comentarios:

Anónimo 12 de enero de 2015, 17:18  

Me encanto ++++
@x_Ferreyra 7

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:3

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